Domingo Delgado de la Cámara puso sobre la mesa para los aficionados y estudiosos el libro: "Avatares históricos del toro de lidia", cuya idea fundamental será que el toro de lidia es un producto de la selección del ganadero que se ha ido configurando de acuerdo con las necesidades del toreo que se estilaba en cada momento, por esto, el autor resalta el papel que en el desarrollo histórico del toro han jugado las grandes figuras del toreo.

El libro tiene seis capítulos en los que se intenta dar a conocer la historia del toro desde sus consabidos orígenes mítico-arqueológicos hasta el toro del futuro. El primer capítulo, que  es el más extenso, trata de la historia del toro desde los orígenes hasta las pretendidas castas fundacionales.

 

El capítulo se extiende con los encastes que han derivado de dichas castas fundacionales, para llegar a la conclusión de la hegemonía de las castas andaluzas y, en concreto, de las derivadas de Vistahermosa sobre el resto de las de otra procedencia.

El autor afirma que en los orígenes de los toros de lidia se encuentran las razas autóctonas de diferentes comarcas de la Península Ibérica, así como las diferencias que se observan en la actualidad entre los animales derivados de las razas autóctonas y los toros de lidia son el resultado de la selección del ganadero, que será el auténtico creador de los actuales toros de lidia.

 

Se menciona que la selección se habría iniciado a mediados del siglo XVIII cuando se profesionalizó el toreo a pie, que habría dado lugar a los primeros ganaderos de toros propiamente dichos.

Refiere que las primitivas castas navarra, castellana y jijona fueron desapareciendo, dadas las dificultades que su agresividad planteaban a los diestros que practicaban el estilo sevillano que necesitaban un  toro más noble para desarrollar su toreo florido. Algunas de estas castas, como los jijona de la Sierra de Madrid habrían sido casi diezmados por lo que denominó como los: "excesos marxistas ... en un rapto de afán revanchista sin ninguna justificación".

Serían, pues, las castas andaluzas las que se impondrían sobre el resto de las castas fundacionales. Dentro de la abigarrada serie de encastes, procedencias, cruces, etc. Dos parecen haber sido los orígenes que están en la base de las diferentes ganaderías andaluzas. 

Uno de ellos habría sido la ganadería de la Cartuja de Jerez de la Frontera, de la que tras un largo recorrido procederían los toros de Miura y de Pablo Romero. El autor recoge el manido tópico de que las ganaderías de los conventos o frailunas proceden de los diezmos que recaudarían los citados conventos.

Por otra parte, Delgado de la Cámara citará la segunda procedencia de las ganaderías andaluzas que serála de Vistahermosa, que a su vez deriva de las reses compradas a los Rivas, ganaderos de Dos Hermanas. Estos, a su vez, como lo menciona: "probablemente formaron su ganadería a partir de una manada de toritos negros que vagabundeaban por la campiña", 

En los siguientes capítulos defiende la preeminencia de la casta de Vistahermosa llevada al éxito gracias a la acción de algunas figuras del toreo, singularmente por Joselito El Gallo, al que, prácticamente, hace responsable de toda la trayectoria seguida por la selección de los toros casi hasta nuestros días. 

El libro contará con un estilo ameno y fácil, amén de plagado de anécdotas que harán cómoda su lectura. Finalmente, la selección de fotografías y los pies de foto darán un panorama más amplio a todo lo referido.

Delgado de la Cámara, Domingo. "Avatares históricos del toro de lidia". Alianza Editorial. Madrid. 2003.