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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 08 Ago 2019    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
"...Esta singular gesta sí la pudo consumar Curro el 25 de abril..."
Siempre se ha dicho que en la tauromaquia los números son fríos, pero si se miran con detenimiento es muy posible que arrojen interesantes conclusiones sobre los toreros que los protagonizan y, generalmente, dan cuenta puntual de una trayectoria, de un momento, o hasta de un simple detalle.

El razonamiento se debe a la reciente efeméride sobre Manolo Martínez y el día que celebró mil corridas toreadas, hecho que ocurrió el 5 de agosto de 1979; es decir, hace 40 años. Y así como el mandón, también hay otros toreros mexicanos que forman parte de esta reducida “élite numérica”.

Además de Manolo, que fue el primero en conseguir la anhelada cifra de cuatro dígitos, ahí también están incluidos Eloy Cavazos, Curro Rivera, Mariano Ramos, Manolo Arruza, Miguel Espinosa "Armillita", Jorge Gutiérrez y Eulalio López "Zotolco". Son nueve en total. Pocos, si se considera el número tan abultado de matadores de alternativa que han existido en México.

La corrida mil de Manolo coincidió con uno de sus años más intensos en cuanto a expresión se refiere. En esa época estaba por cumplir 14 años como matador, y había alcanzado su madurez artística, esa misma que se reflejó en faenas de intenso calado, como aquella del 23 de diciembre de 1979 en la Plaza México al toro "Amoroso", de San Miguel de Mimiahuápam, paradigma de su arte.

A diferencia de Manolo, que celebró por todo lo alto con sendas encerronas (una en Monterrey por la noche, y otra más al día siguiente en La Mexico), Eloy Cavazos cumplió su corrida mil en la plaza venezolana de Barquisimeto, el 20 de septiembre de 1980, toreando en una tercia.

De hecho, Eloy llegó a esta cifra cuando contaba con 14 años cumplidos desde que se había doctorado, síntoma inequívoco de que las figuras toreaban mucho más que hogaño.

Curro Rivera superó con creces el acontecimiento martinista, y llegada la ocasión, se entretuvo matando la friolera de 14 toros en una jornada doble, que tuvo lugar en la Monumental de Aguascalientes y que ahora se antoja casi imposible de realizar.

Con este acontecimiento quiso evocar la idea de su admirado Antonio Bienvenida, que trató de llevarla a cabo en Madrid en junio de 1960, aunque sin poder concretarla al haber dado por concluida la gesta cuando aún le faltaban por lidiar tres toros de la segunda corrida en solitario, a la que se había apuntado en un mismo día.

Esta singular gesta sí la pudo consumar Curro el 25 de abril de 1982. Y no satisfecho con haber dado cuenta de los primeros seis toros por la tarde, regaló un sobrero y, horas después hizo lo mismo al terminar la otra media docena de ejemplares estoqueados, ya entrada la noche, durante la segunda encerrona de aquel memorable día de San Marcos.

Por entonces, Curro tenía poco más de 13 años de alternativa… y la afición a flor de piel.


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