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La actuación San Román ante la prensa

Martes, 04 Jun 2019    CDMX    Redacción | Foto: Archivo   
Describen la valiente actitud del torero queretano en Madrid
A continuación recopilamos los fragmentos de las crónicas en medios españoles que hablan de la actuación que firmó ayer el diestro mexicano Diego San Román en Las Ventas de Madrid, comentarios que en términos generales son positivos y destacan el gran arrojo que mostró durante la tarde.

El Mundo (Vicente Zabala):

Lo de Diego San Román con un entipado manso en oleadas se resume pronto y abruptamente: qué dos cojones. El bravo mexicano se jugó el tipo a calzón quitado. El novillo mataba a su madre por huir, arrollaba por dentro, se volvía al revés. San Román atropelló todas las razones de fundamento y le ofreció la izquierda en los medios. Como un brindis de mezcal a la afición. Y después se tragó el gusano de la botella, los sapos y las culebras. Hasta que surgió el cantado y asumido volteretón. Y para cerrar el colmo de lo malo apareció el violento sexto con líneas de toro. Que cogió a Diego San Román para matarlo cuatro veces, una por cada derrote. 

ABC (Andrés Amorós):

En su estilo destacan el aplomo y la quietud, que no siempre van unidos al dominio. Mide el castigo al tercero el gran Tito Sandoval; Trujillo pone pares de mérito a un novillo con querencia a tablas. Lo llama Diego desde el centro y no lo sujeta, vuelve a tablas. Como no lo domina, pasa momentos de apuro, sufre una tremenda voltereta. Recurre a las inevitables bernadinas. Pegado a tablas, logra un espadazo y todavía sufre otra voltereta, en el desplante. En el sexto, comienza de rodillas, antes de fijarlo. Se queda quieto, sufre otra terrible voltereta, el toro se lo pasa de pitón a pitón. Al hilo de las tablas, logra la estocada. No se le puede negar el valor estoico pero, sin poderle al toro, no cabe torear bien.

La Razón (Patricia Navarro):

Valor del bueno tiene Diego San Román, valor capaz de asfixiarte cuando la cosa se pone difícil. Y se le puso en el tercero, que ya anduvo rajado desde que salió de toriles, pero no importó. A San Román no le importó nada que no fuera dejar su constancia de la solidez de su puesta en escena por encima de todo. Desde el centro, al natural, esperó la primera arrancada de muleta y entró el novillo por dentro, anunciando lo que venía después. Y vino una voltereta para dejarte sin saber por dónde andas tres días. De una violencia tremenda. Como si fuera de otro mundo no se inmutó y regresó a la cara, más fiero que el toro, y por bernadinas nos quitó el aliento que nos quedaba. Arreones pegó el sexto, mientras San Román los aguantaba de rodillas. Impávido, claro que el precio acabó por ser alto, porque no tardó en prenderle de verdad, y fue tremenda la cogida, pasándose al novillero mexicano de pitón a pitón hasta expulsarle. 

Hoy.es (Barquerito):

Ese sexto le pegó a Diego San Román la voltereta más difícil de lo que va de feria, donde ha habido tantas. Pero es que en esta baza la cogida fue un triple de tres tiempos, porque, antes de hacerlo caer a plomo, el toro, que lo prendió por la mano izquierda, se pasó al torero de Querétaro de un cuerno a otro como si jugara al diábolo con él en la cuerda. Hubo impresión de cornada, o cornadas, pero Diego se levantó en cuanto pudo y volvió al toro con una entereza admirable. De su valor sin cuento, Diego ha dado pruebas dondequiera que ha toreado: en Valencia, en Salamanca, en Nimes, en Calasparra. 

Aplausos.es (Gonzalo I. Bienvenida):

El sexto no pudo cambiar el sino de la deslucida novillada de Ricardo Gallardo. Tan abanto siempre. Tan descompuesto. Ni la brega magistral de Juan José Trujillo lo metió en vereda. Diego San Román se la volvió a jugar sin trampa ni cartón. Empezó de rodillas y cada vez que pasó el tardo novillo de Fuente Ymbro fue un atragantón. Después resultó bruto y una de las veces que trató de coger con las manos la muleta alcanzó a Diego San Román. La voltereta fue tremenda: se lo pasó de pitón a pitón derrotando en el aire con saña. Se levantó como si nada y volvió a la cara con un mérito tremendo. El novillo se fue viniendo abajo ante la tremenda firmeza del mexicano, que no escatimó en valor. Muy cerca de él logró algunos esforzados derechazos. Trató de cerrar por manoletinas y estoqueó pegado a tablas en todo lo alto.


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