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La actuación de Luis David ante la prensa

Domingo, 02 Jun 2019    CDMX    Redacción | Foto: Archivo   
Aquí se recogen los principales comentarios de la tarde de ayer
Los comentarios sobre la actuación de Luis David ayer en Madrid, coinciden en los arrestos que tuvo para volver al sexto toro, que lo había herido, y destacan, en general, su voluntad de triunfo durante esta segunda y última comparecencia del torero mexicano en Las Ventas

El Mundo (Vicente Zabala):

La corrida de Zalduendo, toda cinqueña menos el sexto, traía una presentación imponente, una preparación intachable y las reminiscencias del fondo bueno de lo que fue. Lo suficiente para pasar el fielato de un debut en Madrid: faltó en el quinto la raza. Tan deslucido. Curro Díaz maldijo su suerte. Y Luis David brindó el último a Alberto Baillères. Que merecía el brindis más que el toro, rebrincado por su escaso y basto poder cuando lo hubo: la cogida del mexicano estremeció. Un palizón. Que no impidió que regresara a batirse el cobre. De torero macho. Falló la espada y fue operado de dos heridas de cinco centímetros. De pronóstico reservado.

ABC (Andrés Amorós):

La tarde anterior Luis David dejó grata impresión con los Montalvos, por su variedad. En el tercero, que se rompe la vaina del pitón en tablas, realiza su segundo quite por chicuelinas de la tarde. El toro se mueve pero irregular, protesta. El trasteo es insistente, con oficio y entrega, va a más. Agarra una buena estocada y saluda. Brinda el último al ganadero, que es también su apoderado. Sufre una tremenda voltereta, recibe varios pitonazos y pisotones, pero se niega a entrar en la enfermería; sin chaquetilla, hecho un ecce-homo, vuelve al toro, que embiste sin clase. No mata bien pero la gente agradece su esfuerzo.

La Razón (Patricia Navarro):

A Luis David le tocó un ejemplar que colocaba muy bien la cara a pesar de que tenía la casta cogida con pinzas. El mexicano firmó una faena extensa, que conectó con el público en el último tramo en la versión de circulares y manoletinas. La estocada sí tuvo toda la entidad. El sexto nos quitó la respiración y a Luis David casi le quita la vida. Qué manera de cogerle, con qué saña. Era encastado el toro y con muchas dificultades. La cogida fue tremenda, le llevaron a la enfermería, salió justo cuando Ferrera iba a por el toro, y defendió su labor con un buen puñado de arrestos. Y la gente estaba con él. No así la espada.

Hoy.es (Barquerito):

El sexto, pechugón, con cara, único cuatreño del envío, claudicó en los dos primeros tercios, pero, encastado, sacó en la muleta imprevista gana de pelea. Muy decidido Luis David en una faena que, tras brillante arranque -estatuarios ligados con molinete, natural y el de pecho, una tanda templada en redondo- , cobró aire dramático, porque el toro lo sorprendió, se lo echó a los lomos, le pegó una voltereta brutal y lo buscó en el suelo con saña. Dos cornadas en la región perineal, contusiones múltiples, un palizón. Y a la enfermería. De ella salió cuando Ferrera ya se había provisto de espada. Final heroico. Sin arredrarse, crecido, volvió el torero de Aguascalientes al toro, lo pasó sin miedo, y al tercer intento acabó con él.

Aplausos.es (Gonzalo I. Bienvenida):

Luis David Adame trató de fijarlo en un quite por chicuelinas. La faena iba camino de ser rasa por las cambiantes embestidas del toro de Zalduendo. La paciencia del mexicano tuvo fruto. Se entregó en las tres últimas tandas el domecq con humillación y recorrido. Bien aprovechadas por Luis David, que remató por manoletinas. La estocada en lo alto remató una interesante e inteligente faena. Saludos tras leve petición. Alto, atacado por delante, y enseñando las puntas fue el que cerró la corrida de Zalduendo. La entregada actitud de Luis David Adame fue merecedora de una oreja pero lo malogró con los aceros desafortunadamente. Brindó a sus apoderados, la familia Bailleres. El toro embistió a media altura hasta que le echó mano. Se lo pasó de un pitón a otro y lo estrelló contra el ruedo. Volvió a alcanzar el cuerpo del mexicano. Tras llevárselo a la enfermería, volvió enrazadísimo el mexicano a la cara del toro sin chaquetilla. La intensidad llenó tres tandas importantes en las que por fin Madrid valoró la entrega de Adame. El toro pareció afligirse al tesón del mexicano. Las bernadinas finales fueron de infarto, especialmente la primera. La espada emborronó la entregada disposición. Palmas al ir a la enfermería.


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