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Almudena Grandes: De tabaco y negro

Viernes, 03 May 2019    Morelia, Mich.    Quetzal Rodríguez | Foto: Javier Martínez   
…Los taurinos, antes que a decir olé, aprendemos a ser elegantes…
La escritora Almudena Grandes es la dueña de una singular sensibilidad para revelar la poética de lo cotidiano y que ha pulido dicha sensibilidad lo mismo en la narrativa que en el ensayo y el artículo periodístico, ofreciendo al lector páginas memorables tanto  por la familiaridad de su discurso como por su acento que alcanza un lirismo suave y brioso.

Grandes es aquella que ha sabido equilibrar la influencia del discurso real maravilloso de Alejo Carpentier con la del realismo galdosiano, así como la del desbordamiento narrativo de García Márquez con la elegante parquedad literaria de Juan Goytisolo, de igual forma, ha reflexionado sobre el posible ocaso taurino sobre el que cavila y expresa.

Sé que algún día sucederá. Al menos, si lo permiten los terremotos, los tsunamis, las inundaciones, las tormentas perfectas, las imperfectas y las de hielo. Si nuestra civilización sobrevive a sus efectos, algún día desaparecerán. Preferiría no estar presente pero, de lo contrario, sobreviviré a su pérdida sin oponer una resistencia patética, plagada de tópicos pobres, tan mal estructurados como los que esgrime el enemigo. No descompondré la figura, porque los taurinos, antes que a decir olé, aprendemos a ser elegantes.

Grandes, se dio a conocer en 1989 con "Las edades de Lulú", desde entonces el aplauso de los lectores y de la crítica no ha dejado de acompañarla. Sus novelas "Te llamaré Viernes", "Malena es un nombre de tango", "Atlas de geografía humana" –entre otras– junto con los volúmenes de cuentos "Modelos de mujer" y "Estaciones de paso", la han convertido en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección internacional de la literatura española contemporánea.

No me digan que la Fiesta no tiene que ver con la cultura. Hablen de crueldad, de sangre, de sufrimiento, y lo admitiré aunque me prive de la única liturgia que respeto, la emoción incomparable del único milagro al que he asistido jamás, 600 kilos y dos pitones en punta, un hombre desarmado, una muleta, y el arte que le salva de la muerte. Tampoco voy a intentar explicarles eso, no teman. Entiendo, incluso, que no lo entiendan. Pero, en nombre de la propia cultura, por favor, tonterías, las justas.

"Las edades de Lulú" narra la larga historia de amor de Lulú, o lo que es lo mismo, María Luisa Aurora Eugenia Ruiz-Poveda y García de la Casa, cuando todavía se encuentra en la infancia, carente de afecto, y los temores que la rodean a los quince años, seducida por la atracción que un joven amigo de la familia, Pablo, de 27 años, hasta entonces un amor platónico.  Tras la primera experiencia, y durante años, va alimentando el deseo que aquel hombre despertó en ella y acepta el desafío que todo ello le plantea.

Yo soy aficionada a los toros. Escribí un cuento, "Tabaco y negro", en el que un abuelo le decía a su nieta: cualquier día lo prohibirán y hasta será lógico, pero mientras no lo hagan, no hay nada que se parezca a esto. Esa es también un poco mi opinión. El toreo es una emoción y las emociones son muy difíciles de explicar, lo cierto es que las corridas de toros no se imponen, y por tanto no se deberían prohibir.


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