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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 28 Feb 2019    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
...¿De qué están hechos los toreros? Es una pregunta...
En estos dos primeros meses del año 2019 varios toreros han caído herido en distintas plazas de México, lo que viene a recordar el gran riesgo que se corre en una profesión donde los percances suelen condicionar el devenir de sus carreras, y se convierten en tropezones que a veces los obligan a la reflexión.

Nada más comenzar enero, dos picadores de larga y brillante trayectoria resultaron heridos en el campo bravo: Mauro Prado y David Vázquez, respectivamente. Y lo peor de ambos casos fue que se fracturaron de forma severa, y que ese tipo de lesiones tardan demasiado en sanar.

También en esos días, el domingo 6, Fabián Barba sufrió una cornada en la Plaza México cuando trataba de redondear una tarde en la que ya había cortado una oreja de peso al primer toro de la tarde. El hidrocálido aceleró el proceso de recuperación para no dejar de torear la corrida de La Chona que se celebró el 2 de febrero.

Diego Silveti también resultó herido en la Plaza México en la corrida del domingo 27 de enero, y a los seis días toreó en León el sábado 2 de febrero, lo que representa un ejemplo de carácter.

El martes 6 de febrero le tocó turno a Luis Gallardo de pasar por el quirófano, ya que fue herido durante el festival celebrado en la plaza hidalguense de Tezontepec. Esta cornada se complicó y más tuvo que ser intervenido nuevamente para que le colocaran un injerto, aunque ya está en franca mejoría.

Y el domingo pasado en Mérida, Octavio García "El Payo" sufrió la tercera lesión en menos de cuatro meses, pues había sido herido en la Plaza México el 11 de noviembre y el 2 de diciembre. La primera fue una cornada en el muslo derecho y la segunda una fractura de costillas.

Éste percance de Mérida ha sido de menor consideración, pero no por ello menos dolorosa, y ha dejado maltrecho al queretano, que tiene toda la ilusión de poder torear en Autlán, donde está anunciado el domingo 3 de marzo, aunque de momento no se sabe si la evolución de la herida se lo permitirá.

¿De qué están hechos los toreros? Es una pregunta que se escucha con frecuencia. La respuesta es sencilla: de una capacidad impresionante para resistir y mantenerse en el ruedo para seguir toreando inclusive heridos de gravedad, o para levantarse de la cama y salir nuevamente al ruedo a otro desafío con la muerte.

Por principio de cuentas hay que decir que son atletas; personas que se ejercitan a diario, y cuyo estado general de salud es óptimo para el desempeño de su profesión. Pero al margen de esta cuestión física, tienen mentes poderosas y la fortaleza espiritual para comprender que las heridas que les infieren los toros, no son sino un hecho inherente al destino que han elegido.

Es quizá por esto último, y no dejar de torear cuando se tienen fechas contratadas, lo que más motiva a los toreros a venirse arriba y recuperarse tan pronto, o inclusive a salir a torear con los puntos de sutura en heridas frescas, con el consiguiente peligro de que se abran y se infecten.

Por ello, y muchas cosas más, son los héroes literarios de nuestro tiempo; seres capaces de realizar épicas que entroncan con esa forma de ver la vida de manera diferente a la inmensa mayoría, y en la que sólo el toro, con todo su poder a cuestas, es el elemento que les permite expresar lo que llevan dentro.

Sí, definitivamente, los toreros están hechos de otra pasta.


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