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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 24 Ene 2019    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
"...a tan sólo siete años de distancia de conmemorar los 500 años..."
La Corrida de la Insurgencia de San Miguel Allende se ha convertido en un destacado referente cultural para la ciudad, y también para el planeta de los toros, en virtud de la relevancia de la que goza un festejo que en pocos años se ha posicionado con creces en el calendario taurino.

Y esta original "corrida temática", en la que la puesta en escena evoca aquella época de la Independencia de México, también contiene una interesante reflexión que entronca con la tradición taurina de este país, que se remonta al 24 de junio de 1526.

Fue en una de sus famosas Cartas de Relación -la quinta, para ser más precisos- enviadas por Hernán Cortés al rey Carlos V, donde se puede leer una mención donde el conquistador afirma que recibió una misiva del monarca cuando se encontraba "corriendo ciertos toros".

Dicha cita ha permitido establecer que en la otrora ciudad de Tenochtitlán ya se celebraban entrenamientos de caballería, pues así comenzó la lidia, inspirada en su aspecto caballeresco, cuando se alanceaban toros para mantener a jinetes y caballos adiestrados para el combate.

De tal manera que estamos a tan sólo siete años de distancia de conmemorar los 500 años de las corridas de toros en México, un hecho contundente -e irrefutable- para esos políticos desinformados que pretenden prohibir el que debe de ser considerado como el espectáculo más antiguo de América. Y la celebración de esta singular efeméride está llamada a convertirse en un acontecimiento de gran relevancia cultural.

Y otro hecho de indudable importancia es que, al suscitarse la emancipación de la corona española, cuando Miguel Hidalgo dio el famoso Grito de Dolores, su significado fue únicamente de índole político y no cultural; es decir, los criollos querían independizarse de España y gobernar a México sin las ordenanzas de la lejana y voraz monarquía española, que por ese tiempo sufría una grave crisis que desencadenó las distintas guerras independentistas en el resto de América.

Sin embargo, este hecho bélico en contra de los españoles nunca se planteó una separación de la cultura hispánica, por el simple hecho de que ésta formaba parte de la idiosincrasia de México a través de aspectos tan relevantes como el idioma español y la religión católica, que se desarrollaron paralelamente a las distintas costumbres -incluidas las indígenas, por supuesto- con las que se forjó una nación única, que mantiene una fascinante identidad propia.

Uno de estos hechos culturales, y su continuidad hasta nuestros días, son precisamente las corridas de toros, ya que por allá de mediados del siglo XIX tuvieron una fuerte influencia mexicana, con una tauromaquia popular que se denomina como "híbrida", y que el inolvidable Ponciano Díaz llevó a su máxima expresión, tanto a pie como a caballo.

Con el paso de los años, a la par que en España comenzó una evolución del toreo -y de la selección del ganado para la lidia, que es un dato que no debe perderse nunca de vista- en México también se avanzó en el mismo sentido, pero con la diferencia de que el público manifestaba una manera distinta de disfrutar la Fiesta Brava.

De esta asimilación de la tauromaquia surgió, años más tarde, una forma muy personal de interpretar el toreo, tocada de una creatividad y un sentimiento mexicano con denominación de origen.

Es por ello que en esta Corrida de la Insurgencia, que se va a celebrar mañana por la noche en la "Plaza Oriente" pondera todos esos elementos que confieren brillantez a un evento que tiene una carga histórica donde se aglutinan valores que hablan de una tradición cultural que exige ser comprendida y respetada.


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