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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 06 Sep 2018    Zacatecas, Zac    Juan Antonio de Labra | Opinión     
...Ocultar una afición taurina en aras de no recibir críticas...
La presencia de Alejandro Tello, el gobernador de Zacatecas, en el Pregón Taurino celebrado anoche en esta ciudad, con el que se ha puesto en marcha la actividad cultural del serial correspondiente a 2018, tiene un gran significado para la fiesta de los toros.

El año pasado también acudió a la presentación de la “Tauromaquia” del artista plástico Alfonso López Monreal, lo que habla bien de su sensibilidad para comprender que esta expresión cultural, la de los toros, es importante en un amplio sector de sus gobernados.

Durante la velada de ayer, Alejandro Tello aceptó la invitación para subir al estrado y entregar los premios a los triunfadores de la Feria de Zacatecas de 2017, y la empresa, así como los toreros y demás personalidades presentes, le agradecieron su apoyo a la Fiesta.

Resulta relevante que los políticos a los que les gustan los toros, o quizá no tanto, en ocasiones, pero que consideran la democracia como la defensa de intereses de un grupo social, dejen constancia, con acciones como la descrita, de la pluralidad y el respeto que debe existir en una sociedad madura.

Y más aún en una tierra como Zacatecas, donde hace algunos años, su predecesor, Miguel Alonso Reyes, contribuyó a que se firmara una declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial, una de las tantas que se han suscrito en diferentes regiones del territorio nacional.

Este hecho supone un gran logro que no sólo debe quedar enmarcado, o dentro de un cajón, y que permanezca en el olvido. Al contrario, una declaratoria de esta magnitud exige la conservación del patrimonio en cuestión, y si por ahora no se traduce en la entrega de recursos económicos para tal fin, por lo menos que se difunda y se conozca a través de la realización de eventos como los que habrá en los próximos días en Zacatecas.

Ocultar una afición taurina en aras de no recibir críticas de aquellos ciudadanos a los que no les gustan los toros, sólo se traduce una falta de convicción a la que están tentados aquellos políticos reticentes a asumir su compromiso con lo que piensan diferente.

Cuando sucede al revés, como en el caso del gobernador Tello, es digno de aplauso no sólo por parte del público taurino, sino de todos los profesionales, que están llamados a involucrar a las autoridades en una actividad lícita que tiene una gran riqueza cultural, y que además representa una significativa derrama económica.

Ahora que los países desarrollados pretenden parecerse cada vez más entre sí mismos, y sus políticos promueven una tendencia que procura uniformar los gustos de la gente, expresiones tan vivas, como es el toreo, representan un rasgo de identidad a la que los políticos deben estar atentos, pues su obligación es que éstas sean respetadas.


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