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Efemérides: La confirmación de Rafaelillo

Miércoles, 18 Jul 2018    CDMX    Jorge Raúl Nacif | Foto: Archivo   
En Las Ventas de Madrid, el 18 de julio de 1974

La tarde del 18 de julio de 1974 confirmó su alternativa en Las Ventas de Madrid el agitanado torero mexicano Rafael Gil "Rafaelillo", fecha en la que llevó como padrino al matador Julio Vega "Marismeño" y a Raúl Sánchez como testigo.

El ejemplar de la ceremonia llevó por nombre "Tarifa", de la ganadería Camaligera. Rafaelillo logró sumar cuatro tardes en el coso más importante del mundo a lo largo de su trayectoria.

Cabe mencionar que confirmó antes en Las Ventas que en La México, pues en el monumental coso de Insurgentes lo hizo el 29 de diciembre de aquel año 1974. Su padrino fue Eloy Cavazos, en tanto que Jesús Solórzano fungió de testigo, con toros de José Julián Llaguno.

Agitanado y romántico de la Fiesta, Rafaelillo nació el 16 de septiembre de 1950, en la ciudad de Tijuana, Baja California. Enamorado del toro, escapó de su casa a los once años para buscar ser torero, sueño que poco a poco fue tomando entidad.

Rafaelillo se doctoró en San Luis Potosí el 25 de diciembre de 1971, de manos de Manolo Martínez y bajo el testimonio de Francisco Rivera "Paquirri", ante el toro "Caltanguero" de San Martín.

Ahí inició una nueva lucha, una batalla de vida que ha quedado marcada por el fuerte castigo que le han inferido los toros. Sus 46 cornadas así lo avalan, al borde de la muerte en tres de éstas, pero siempre con la mirada arriba y una voluntad que no termina.

Queda para el recuerdo el rabo que cortó en Barcelona en el año de 1974, a un ejemplar de Pérez Tabernero. Su última temporada en España fue en 1988, año en el que recibió una fuerte cornada penetrante de vientre, percance que todavía ha tenido algunas secuelas y tuvo que volver a ser intervenido hace cuatro años.

Dotado de una gran personalidad, Rafaelillo siempre ha tenido una forma muy particular de interpretar el toreo, impregnado de arte gitano sin dejar de lado el valor que lo lleva a pisar terrenos comprometidos y pasarse muy cerca los pitones. Torero de la legua, el romanticismo es el sello más evidente en su tauromaquia y en su forma misma de vivir; es torero y vive en torero las 24 horas del día.


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