El joven aspirante Ángel Gabriel resultó el triunfador esta tarde, en lo que ha sido el primer festejo de promoción celebrado en la plaza monumental “Vicente Segura”, de Pachuca, al dar una merecida vuelta al ruedo y de no ser por las fallas con el acero pudo haber cortado una oreja.

De la misma manera dejó ver cualidades Juan Cavieres, que tampoco redondeó su labor, dejando ambos chavales un grato sabor de boca.

Para la naturaleza de estos festejos, se puede decir que se dio cita un buen número de aficionados, algo así como 800 personas, sin decir que la climatología podía espantar a cualquier bien intencionado, pues había amenaza de un fuerte aguacero, que no cayó, tan sólo hubo una brizna intermitente que no llegó a molestar.

No se supo a ciencia cierta de donde procedieron los animales lidiados esta tarde, pues tres de ellos sí estaban herrados, pero de un hierro desconocido, salvo la procedencia del corrido en segundo lugar, que era un toro de edad, de Torrecilla. Pero sí hay que apuntar que, en general (salvo el de Torrecilla, que fue deslucido y de poco contenido), se dejaron torear, destacando los corridos en 4o. y 5o. lugares, el primero de éstos por su encastado comportamiento, y el otro por su emocionante contenido.

Decíamos que Ángel Gabriel, con 16 años de edad, mostró tener cualidades para el toreo, y también afición. Saludó a su animal con dos largas de rodillas en tablas, y luego del puyazo que le recetaron a la res se echó el capote a la espalda, pero en el momento de intentar el segundo lance, fue volteado de manera violenta, cayendo de muy mala manera, pensándose en algo delicado pero que por fortuna del susto no pasó.

De muleta estuvo entonado, ejecutando pases por ambas manos que llegaron a la concurrencia, pues también la res, cárdena y veleta, repitió con entrega, emotividad y fijeza. Casi al final vino a menos su labor, pero la gente le agradeció su disposición, por lo que dio la vuelta ruedo pese a no haber estado certero con el acero, y a haber escuchado un aviso.

Cerró plaza Juan Cavieres, que enfrentó al animal que fue menos en presentación respecto con el resto de los otros, y que se dejó torear. El muchacho aprovechó las buenas condiciones de este ejemplar, logrando ligar tandas cortas y con temple, y hasta con reposo, con la mano diestra, reconociéndoselo la gente. Desafortunadamente también dejó ir un trofeo por las fallas con el acero, pero quedando de manifiesto sus cualidades.

Del resto de los actuantes, Julián Flores “El Ju” no sabemos si es aficionado práctico, pues se ve ya con edad y entrado en kilos como para intentar ser novillero, pero eso sí, esta tarde tuvo disposición y voluntad, pues el animal que le tocó en suerte, al principio fue complicado, pero después se fijó en el engaño y permitió que le pegara algunos pases. Hubo palmas tras aviso cuando se retiró a la barrera.

Diego Alarcón enfrentó un toro de edad y que no humillaba nada, además de que andaba en las manos, parte por la falta de fortaleza y la justeza de bravura. Intentó hacer las cosas pero era difícil poder lucir ante un animal así. Falló con el acero y hubo palmas después de haber escuchado dos avisos.

Raúl Rivera es aún joven, pero sin duda el ejercicio que practica no es suficiente para no estar pasado de kilos, viéndose de esta manera antiestética y torpe para practicar el toreo, porque a su favor está el que tiene valor y afición. El ejemplar que le tocó en suerte tuvo movilidad, fijeza y transmisión, y hubo algún momento que destacar. Después, se le hizo “bolas el engrudo” y epilogó su labor con una serie de manoletinas. Escuchó también palmas tras un aviso.

El aficionado práctico Antonio Servín se enfrentó a un animal encastado, áspero de salida, que acometía por momentos descompuesto y que no se empleó en varas, pero en la muleta, luego de meterlo, repitió con emotividad, largueza en la embestida y Servín le echó tipo, gustando a la asistencia.

Luego de un achuchón, mermó la voluntad del actuante, mientras que por otro lado el animal se fue arriba, complicando las cosas incluso para las cuadrillas. Se puso pesado con el acero y le tributaron algunas palmas luego de que también escuchara un aviso.