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Marco González habla sobre Piedras Negras

Viernes, 17 Mar 2017    CDMX    Redacción | Foto: Archivo     
Rescatamos este video de archivo para conocer sus conceptos
El ganadero Marco Antonio González Villa, propietario de la legendaria divisa de Piedras Negras, ofrece sus conceptos sobre esta casa que tiene tanta historia y que el próximo domingo regresa tras 22 años de ausencia a la Plaza México con una corrida de toros.

El video corresponde a la serie que realizamos en el año 2012, en una serie denominada "Conceptos Ganaderos", y merece la pena rescatar sus palabras y conceptos para conocer más acerca de su trabajo y lo que significa Piedras Negras, a la espera de que esta famosa ganadería tlaxcalteca renueve sus lauros en el coso capitalino.

Según nos confirma nuestra compañera Marisol Fragoso, se trata de la séptima generación de González en la crianza del toro bravo, y de su autoría es el interesante texto que presentamos a continuación:

José María, Romárico, Lubín, Wiliulfo, Raúl, Marco Antonio y Patricio, todos ellos de apellido González, representan a las siete generaciones que han mantenido en sus manos la sangre ganadera en Piedras Negras.

Los primeros cinco ganaderos ya cerraron su respectivo capítulo en la historia de esta casa dedicada al toro de lidia. Marco Antonio González es el presente y su hijo, Patricio González enfrenta el reto de la visión de lo que será la crianza de los años venideros en la asolerada hacienda cuyo sitio está en Tetla, Tlaxcala.

En el presente inmediato Marco Antonio González Villa, tiene una cita importante este domingo 19 de marzo en la Plaza México, donde al frente la divisa roja y negro, verá a sus pupilos saltar el ruedo capitalino para presentar a la afición el trabajo que él ha desarrollado, durante 20 años, a partir de que falleciera su padre, el querido Raúl González González, el 4 de junio de 1997.

Los secretos más sagrados de esta ganadería continúan a salvo en una enorme caja fuerte que era parte de uno de los trenes que antaño cruzaba esa región. Pero los secretos del corazón de esta estirpe ganadera, se abrirán uno a uno hasta llegar a seis para integrar el encierro dominical capitalino. Esos toros cuya seña de identidad es la badana en forma de "corbatín" al cuello de cada uno; portarán la dignidad de Piedras Negras.

El hecho que los astados presenten esta singular badana es consecuencia de un ritual, el cual da inicio al momento del herradero, cuando los becerros reciben las marcas a fuego con el fierro de la casa y los números en el costillar, según corresponda en los libros de nacencias.

Es el propio ganadero quien guarda celosamente un cuchillo de monte hasta que llegue el día en los becerros serán herrados y se les realizará el corte en la badana; el ganadero propietario en turno, realiza esa acción y le enseña a ejecutar dicha marca, al hijo primogénito, quien será heredero de la dehesa.

Cuando este domingo suene el toque de clarín en la Plaza México para que se abra la puerta de toriles y vayan saltando a la arena los toros del encierro piedranegrino, el aficionado, deberá recordar que existen datos fidedignos de que la finca de San Mateo Huiscolotepec, es decir, la de Piedras Negras, existe desde el año 1560, cuando era paso obligado de viajeros que desembarcan de los navíos que llegaban de Europa y debían seguir su trayecto por las rudimentarias carreteras hasta llegar a, la hoy, Ciudad de México.

Aunque la ganadería brava se iniciara en 1835 y se registrara oficialmente en 1874. Esas tierras, tras haber pasado por su dueño original, Leonel de Cervantes, por las manos de la orden religiosa de los Betlemitas y por las de Mariano González Fernández, uno de los hijos de este último, José María González Muñoz, les dio un giro hacia la historia del toro bravo mexicano, la cual nos acompaña hasta el día de hoy, y tiene en puerta aún hojas en blanco por escribir y por colocar en el árbol genealógico del toro bravo tlaxcalteca.


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