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Reacciones a la muerte de Solórzano

Jueves, 16 Mar 2017    Ciudad de México    Redacción | Foto: Archivo   
Hablan toreros, ganaderos, amigos, y demás personajes de la Fiesta
La repentina muerte del matador Jesús Solórzano ha causado un hondo pesar en el medio taurino, y a continuación agrupamos algunas reacciones sobre este lamentable deceso, provenientes de aquellas personas que lo trataron y conocieron, y de las que han expresado su sentir

Eloy Cavazos (matador de toros):

"Tuvimos una amistad muy bonita, y toreamos mucho juntos, más de 60 tardes. Éramos contemporáneos, pues yo sólo le llevaba un mes de antigüedad. Una tarde inolvidable para mí con Chucho fue la despedida del maestro Luis Procuna en La México. Estuvo cumbre. Y también en los últimos festivales, ya retirados los dos. Qué bien la pasamos. Conmigo tuvo un detalle que nunca olvidaré: volaba en mismo avión que mi esposa Mary a Venezuela y el aparato se descompuso en Panamá. Chucho le dijo que no se preocupara, porque él la iba a cuidar y también a mi hijo, que estaba muy chiquito. Se hizo responsable de ellos y siempre se lo agradecí, fue un gran gesto. Admiraba mucho su don de gentes, su personalidad, y cuando se acomodaba con un toro, cuidao, porque lo bordaba. Le mando un fuerte abrazo a toda su familia, con mucho cariño, y mi más sentido pésame por este querido amigo que se nos va".

Evaristo Zambrano (rejoneador):

"Era gente de a caballo, un gran jinete. Su padre le inculcó el amor por los animales, y cuando vivió aquí como estudiante en Monterrey, antes inclusive de se torero, ya jugaba al polo con destreza. Luego toreamos mucho juntos. Era muy simpático y siempre tenía mucha chispa. Con Chucho la pasabas siempre de vacilón, riendo todo el tiempo. En las reuniones familiares siempre se llevaba las palmas con su gracia y las cosas que nos contaba. Estamos llorando su muerte, nos ha pegado duro".

Antonio Vega (matador de toros):

"A Chucho lo conocí hace unos sesenta años, desde antes de que fuera novillero. Nos hicimos muy amigos, y hasta cuñados. Así que para mí fue una persona entrañable. Los recuerdos y vivencias a su lado son infinitos. Uno de los más significativos fue que se apuntó a darme la alternativa cuando se enteró, esa misma mañana de la corrida, que Manolo Martínez se había caído del cartel. Se vistió con un terno rosa y blanco que era de Tomás Abaroa. Sólo él tenía esas genialidades. Le gustaba hacer cosas diferentes, y en él eran muy bien vistas. Además, estuvo muy bien esta tarde y muchos amigos y familiares que acudieron a San Miguel de Allende se fueron encantados de verlo en esa corrida". Ese gesto que tuvo conmigo nunca lo olvidaré".

Federico Pizarro (matador de toros):

"A Chucho podríamos dedicarle muchas palabras. Estaré siempre muy agradecido con él porque era una persona extraordinaria y un torero de mucha clase. Tuve la suerte de ver con él esos videos que atesoraba de la época de su padre, y ahí aprendí muchas cosas escuchando la interpretación suya de lo que veíamos, que siempre era muy interesante. Pero lo que no olvidaré en la vida, es aquel consejo que me dijo cuando mi madre se fue. Fue antes de una corrida mía en la Plaza México. Chucho me dijo: Cada vez que remates una tanda vas a mirar al cielo, porque vas a torear para ella. La próxima vez que remate una tanda, sé que cuando mire allá arriba ahí estarán los dos juntos, como tantas otras personas que amamos y que ya se fueron, pero que aquí siguen en nuestro corazón".

Alfonso Ramírez "El Calesa" (matador de toros):

"Fue un hombre muy allegado a mi familia y yo lo quería como si fuera uno más de mis tíos, como un hijo más de mi abuelo. Fue un hombre increíble y todo un personaje; una persona muy culta y con una sabiduría artística en el toreo como pocos. Como torero, ha sido catalogado verdaderamente como artista en este país. Es una pena que se vayan las personas queridas, pero Chucho vivió una vida demasiado intensa, como quiso y con mucha categoría, y murió rápido. Todo mundo muere como lo merece... y el murió muy bien".

Diego Ramos (pintor):

"Al maestro lo conocí y lo traté en 2012, incluso tomamos unos whiskys juntos que me supieron a bálsamo de gloria. Me enamoró su personalidad y me marcó. Después vino ha ver mi exposición al Casino Español y comimos juntos. Me presentó a Samuel y a Verónica, dos de sus hermanos. Me dijo cosas muy interesantes, profundas y francas. Desde el primer momento entendí en su mirada y su verbo que estaba delante de un maestro y un artista, y por eso su partida me ha dolido. Lástima que no pude disfrutar más de él. Pero es que este tipo de personas son tan buenas y tan especiales que hasta se nos adelantan en esto de irse antes que uno".

Diego Silveti (matador de toros):


"No hay palabras. Se nos ha ido por delante un gran hombre y un gran artista, un extraordinario ser humano y un estupendo torero. Yo he tenido la oportunidad de estar muy apegado a él y, sobre todo, últimamente, que compartíamos largas charlas que eran maravillosas. Lo voy a extrañar bastante, pues tenía un concepto del toreo exquisito y un concepto de la vida tan puro como verdadero y real. Toda mi vida voy a llevar sus consejos y sé que ahora mismo está disfrutando de una juerga desde el cielo, pues era un se humano bohemio y sensible".

Rafael García (matador de toros):

"Siempre nos saludábamos con un beso cariñoso por la amistad de tantos años y por ser hijos de toreros, ese hombre te hacía sentir  especial cuando estabas junto a él te sentías torero. era un privilegio compartir con el un tentadero aprendías tanto en tan poquito tiempo que cuando vas de regreso a tu querencia solo pensabas en sus consejos y sabiduría y decías que razón tenía el maestro, siempre con esa sonrisa y esa mirada fue ejemplo de elegancia en el ruedo ya sea de luces de corto o campero nunca perdía el estilo, un gran ejemplo para el que quiera ser torero, el lo tenía todo, siempre nos saludamos de beso en la mejilla como hermanos por qué éramos hijos de torero nada más nada menos, nunca lo vamos a olvidar y seguirá en mi recuerdo siempre, la mejor manera de mantenerlo aquí ente nosotros".

Guillermo Ibarra (matador a toros):

"Un día que toreaba de novillero en México no tenía una camisa en condiciones, y el maestro se enteró y fue hasta la habitación del hotel a llevármela, y fue un detalle precioso, muy de compañeros, de amigos. Conviví muchos años con él entrenando ahí con El Colorín. Su palabra y su voz te penetraban, era un virtuoso de la palabra. Sabía comunicar muy bien sus ideas, y te dejaba siempre cosas para seguir estudiando, muchas inquietudes. Cuando me casé le llevé la invitación a su domicilio y me puso en Cancún a torear una corrida, en medio de mi luna de miel. Triunfé y me dio cinco fechas más ahí mismo. Un día, en una tertulia taurina, alguien osó decir que el maestro Fermín Espinosa no tenía personalidad, y Jesús dio un manotazo en la mesa, con los ojos cristalinos, húmedos, y salió en su defensa con un arrebato de genio. Y explicó el arte del maestro Fermín con una inteligencia pasmosa".

Paco Dóddoli (matador de toros):

"Tuve la oportunidad de conocerlo desde que yo era chico, y recuerdo que mi padre me trajo a la corrida aquella en que inmortalizó al toro Fedayín, que fue un faenón que no se me olvida, sobre todo de la manera en que se emocionó la gente. Me trató siempre con una gran amabilidad y toreamos varias corridas juntos, y hace poco, estuve en su casa un largo rato, donde me mostró todos los documentos que tenía de la creación de la Asociación Nacional de Matadores, de la que él fue una pieza clave en ese tiempo. Quiero expresar mi más sentido pésame a su familia y los demás compañeros que fueron sus amigos".

Antonio Urrutia (matador de toros):

"El maestro era un gran conversador. Se entregaba en todo lo que hacía. En la última etapa pude tratarlo más estrechamente que cuando toreamos juntos, y me admiraba su gran fe en Dios. Un día hablamos largo rato en el despacho de su casa, ahí donde guardaba muy buenos recuerdos taurinos y fotos con tantos personajes importantes con los que había convivido. Era un hombre generoso que te dedicaba su tiempo sin miramientos, con ganas siempre de dejarte alguna enseñanza y compartir con él esos momentos de los que está hecha la vida. Se le va a extrañar porque fue una figura en esa época grande a lado de otros maestros como Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Curro Rivera, Antonio Lomelín y Mariano Ramos".

José Humberto Magaña (aficionado):

"Lo vi torear de niño en Autlán y me impactó su personalidad. Al cabo de los años, lo conocí en la ganadería de Torrestrella, allá en España, y cuando supo que yo organizaba algunos festejos y que era originario de Autlán, me dijo: Agarra esa feria tú, y yo voy y toreo un festival y te ayudo a organizarlo, y vas a ver lo que vamos a armar, como mi papá, que fue el que inició esa feria. Le contesté que debíamos esperar a que fuera un año conmemorativo de esa ocasión, a lo que me contesto, sin pensarlo mucho: "Lo conmemorativo va a ser que tú la organices, por ser de ahí, hombre". Y tal como me lo dijo, su padre y Alberto Balderas fueron los dos primeros toreros de alternativa y figuras que actuaron en el carnaval en 1940 con ganado de casta, en las primeras dos corridas formales. Después, siempre que me lo encontraba en la Plaza México, con su característico sentido del humor, me preguntaba: "Que pasó, mano? Al paso que vas, sólo me vas a llevar a partir plaza, y a los que tengo pensado invitar a torear, ya ni eso van poder hacer".


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