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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 02 Mar 2017    Ciudad de México    Juan Antonio de Labra | Opinión     
...sería conveniente considerar la posibilidad de encontrar un...
El Carnaval de Autlán de la Grana es el más taurino que existe en México. Su importancia le confiere una gran trascendencia como tradición popular, y sus "Corridas Formales", como se denominan, concitan todo ese júbilo que le dan a esta maravillosa celebración un toque muy especial.

La plaza de toros "Alberto Balderas" juega un papel preponderante, ya que es el centro neurálgico de distintas actividades, y la única en el país que se llena tres veces al día: por la mañana con el llamado “toro de once”, que incluye una preciosa escenografía de unos treinta caballistas, así como el tradicional jaripeo. 

Por la tarde, con la corrida de toros de turno y, también, por la noche, con el espectáculo musical de diferentes artistas de talla nacional.

Así que desde temprano, mientras los taurinos están en el sorteo, la plaza vibra con ese ambiente que se prolonga hasta más allá de las primeras horas de la madrugada, y que avanza a lo largo del día con el júbilo de un pueblo entero metido en fiesta durante una semana, y que alcanza a su punto más caliente el martes de carnaval que antecede de la cuaresma.

Las reducidas dimensiones del ruedo, que tiene un diámetro de 29 metros, es de por sí un reto en sí mismo para las cuadrillas, si se considera el trapío de los toros que ahí se lidian, a veces demasiado grandes -y hasta viejos o destartalados-, sin que ello sea algo que preocupe demasiado al público que va en busca de ver torear y divertirse.

Es verdad que desde hace varios años la autoridad de la plaza de Autlán ha exigido ese tipo de toro a la empresa, con un afán de seriedad que le honra. Sin embargo, sería conveniente considerar la posibilidad de encontrar un equilibrio más adecuado, con un cuatreño que tenga un trapío más armonioso que favorezca el triunfo y vaya a acorde a ese talante festivo del carnaval.

Y como éste, hay otros detalles que podrían incidir positivamente en el mejoramiento de la lidia. Por ejemplo: utilizar sólo un caballo de picar en lugar de dos, adecuando así esa complejidad de la estrechez del ruedo a las circunstancias.

Porque es verdad que la plaza es muy acogedora, y que los adornos del espectáculo contienen varios elementos singulares, como el toque de sus dianas, el agudo sonido de la chirimía, las puntuales campanadas de su reloj y una banda bien afinada y torera que ameniza las faenas con gracia.

El Carnaval de Autlán es la viva muestra de que la fiesta de los toros tiene un auténtico arraigo popular; de que la gente disfruta el toreo como algo grande y misterioso, prodigando su admiración a los toreros. Esta fiesta es única… y merece ser difundida porque tiene un sello propio que entusiasma.


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