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Anecdotario de Giraldés: Una comilona vasca

Viernes, 23 Dic 2016    Tijuana, B.C.    Valeriano Salceda "Giraldés" | Opinión   
Manuel del Rayo "Rayito" y aquella forma de comer de los pelotaris
Manuel del Pozo “Rayito” fue un matador de toros español con capacidad para cumplir. Su clara inteligencia le hizo comprender algo que muchísimos ni quieren, ni pueden aceptar: que carecía de las cualidades necesarias para llegar a ocupar uno de los muy pocos sitios que hay en el toreo.

Como apoderado, indudablemente destacó y supo llevar los poderes de varios matadores de toros con gran conocimiento de causa. En uno de los viajes que hizo a Tijuana, cuando apoderaba al catalán Joaquín Bernadó, estando en el restaurante de Guillermo Carrreño, coincidieron con él varios pelotaris vascos que jugaban en el Frontón Palacio. No se habló de la Fiesta en esa reunión. Con los vascos, la plática fue sobre lo mucho y bien que se come en su país.

En seguida, la extendieron una amable invitación: "Si usted se queda el lunes en Tijuana, como ese día no hay partido en el frontón, le haremos una comida como las que estamos acostumbrados".

Llegué con Rayito al lugar y a la hora señalada por los pelotaris, que eran Arrate, Olasolo, Isasa y Orio, y tenían no sé cuántos guisos preparados. En un aparte, Rayito me dijo:

"Los vascos no piensan más que en comer y beber bien. Bebiendo y comiendo como les gusta, son los seres más felices del mundo. Te voy a contar algo que me pasó el día de mi debut en San Sebastián. Mi primer novillo, al torearlo con el capote, me cogió para matarme y de milagro no me hirió. Me despedazó un terno ros y oro que estrenaba esa tarde. Estaba junto a las tablas reponiéndome del susto y de la paliza, cuando el mozo de espadas comenzó a echarme agua sobre la cabeza, y en eso, algunos que se encontraban detrás de nosotros, comenzaron a gritar: ¡No le eches agua, échale vino! Vacíale una botella de chacolí… es mucho mejor. Estos vascos todo lo arreglan con buen vino y con su excelente comida".

Llevábamos varios guisos muy bien servidos y seguí el desfile de platillos. "Esto nos ha salido mejor, les va a gustar", nos decían. Y Rayito, que ya estaba harto de tanta comida, me comentó: "¡Si esto sigue así, voy a reventar!"


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