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Las mil faenas del "Piporro"

Domingo, 12 Jul 2020    Monterrey, N.L.    Martín Banda | Foto: Archivo   
Eulalio González explicó su relación con el mundo de los toros
"Piporro" fue uno de los máximos exponentes de la época dorada del cine nacional y gracias a ello, un buen día también incursionó en la Fiesta brava. La entrevista con "Piporro", famoso por su personaje que realizó en la película "Ahí viene Martín Corona" (1951), al lado de Pedro Infante y Sarita Montiel, tuvo lugar el mes de julio del año 2000, en su residencia de la colonia Del Valle en San Pedro Garza García, donde vivió los últimos años de su vida, hasta su fallecimiento ocurrido el 1 de septiembre del 2003.

Entrando en materia taurina, Don Lalo nos dijo que en el mundo del espectáculo siempre surgen muchas ideas y una de estas fue la que le hizo un día su compadre David Reynoso, quien lo embaucó para que montaran un espectáculo teatral taurino.

"David había sido novillero, yo nunca fui novillero, sí fui un gran aficionado a los toros como espectador y una vez habiendo ya saturado mucho las Caravanas Corona de aquel entonces y de gratísima memoria, se nos ocurrió hacer un espectáculo distinto en los lienzos charros, arenas, teatros y nos lanzamos al ruedo".

Esa época de los "Toros en el teatro … teatro en el ruedo", debió haber sido muy romántica para el toreo, le comenté.

"Era muy bonita, tú lo has dicho, muy romántica. Yo creo que toda la gente que vivió del toro, o se dedicaba al toro, era muy lista, tontos no ha habido nadie, pero sí muy ingeniosos, muy bohemios, muy toreros.

"Hubo un año que toreamos mucho, posiblemente más que El Cordobés que era el que más toreaba, entre los años de 1962 y 1964", relató y lo recordamos cruzado de pierna hundido en un cómodo sillón de su estudio.

Eulalio, Lalo González "Piporro" o "El Mil faenas", conocido así por el personaje que interpretó en la cinta "Torero por un Día", contó cómo esa historia lo hizo un personaje auténtico e inolvidable de la Fiesta Brava, al grado que cuando ingresaba por los túneles de la Plaza México, la afición se volcaba en entusiasmo y le llamaban "El Mil Faenas" y exigían para el juez las orejas y el rabo para el torero en retiro, el único que sin haber sido torero de verdad, dio vuelta al ruedo en la Maestranza de Sevilla, España.

"Eso para mí es un gran halago porque fue una película que no tenía pretensiones de ser una película taurina, sino una comedia melodramática, pero que se ha convertido con el tiempo en una película taurina. La prueba está en que la afición, la que no se equivoca, la que va a los toros, le ha gustado y la ha calificado como película taurina".

Recordamos aquí la historia de aquel "Torero" interpretada por el maestro Don Luis Procuna “El "Berrendito de San Juan", que sí fue hecha con toda la intención de ser una película taurina.

"La mía en la cineteca está como la muestra de un personaje humano, que lo mismo tenía momentos de comedia como de estrujante dramatismo. Al final se convence que nació para ser torero cómico y su hija, que lo consideró siempre como su ídolo, sin saber que en verdad no era torero en serio, lo quiere así, como torero, aunque sea para hacerle fiestas al toro".

Pero en esa película y a pesar de la mentira, "El Mil faenas" enfrenta la vida, al novillo y a su propia verdad con mucho valor.

"Sí, ese valor que escasea sobre todo en dos temporadas: en la de verano y en la de invierno", señaló al hablar de las reales temporadas de toros en la capital desde entonces.

"Yo creo que el arte viene de eso, de la desesperación de vencer al miedo y a la estética y la actitud mental del torero es crear una figura plástica muy bonita, teniendo de aliada a la muerte representada en el toreo, que en un momento dado te la puede ocasionar".

En la película "El Mil Faenas" comparte créditos con Humberto Moro, amigo de la juventud y también nuevoleonés como "El Piporro".

Por el contrario, al interpretar "en vivo" su espectáculo taurino, hubo un novillero al que le dio la oportunidad de torear en la parte seria de la función celebrada el 16 de septiembre de 1963 en Sabinas, Coahuila.

"Aquel novillero se convertiría con el paso del tiempo en una de las figuras más importantes de la torería: ¡El gran Manolo Martínez!", señaló.

"A Manolo, años después, aparte de ser su seguidor en los tendidos, tuve oportunidad de tratarlo como amigo, cuando en unión de mis compadres David Reynoso y Plácido González (Pachis) disfrutamos de la otra faceta, la muy personal del celebrado torero, acompañándolo en las "tientas" e informales "corridas sociales", o como se le llamen, esas que fuera del ruedo muchas veces celebramos.

"Una vez hasta me "pelié" en su defensa, cuando un espectador estaba de plano en el papel de "reventador", gritándole mientras toreada: ¡toro, toro!”.

Amigo personal de grandes figuras de la época como "El Ciclón" Carlos Arruza Luis Castro "El Soldado", Don Lalo González nos contó también otro encuentro que le traía grandes recuerdos.

"Para mi debut en Monterrey recuerdo que con mi compadre David nos fuimos a echar la capa a la antigua plaza Guadalupe, donde él me enseñó como agarrar el capote y la muleta.

Cuando estaba aprendiendo a coger el capote, llegó hasta mi un chavalito de unos 11 o 12 años, pero que representaba menos edad por su estatura y cara de niño aún, ofreciéndome en forma desparpajada y simpática sus servicios como toro de carretilla.

Órale –le dije– Y nos estuvo haciendo el toro toda la tarde, permitiéndose a ratos hasta la libertad de hacerme algunas indicaciones acerca del manejo de los trapos. Al terminar le di unos pesillos de propina, que desde luego agradeció jubiloso. Pero aprovechando el viaje pidió algo más:

"Le agradezco su regalo Matador –¡me dijo Matador!– pero yo quisiera ir al festejo con ustedes, le serviré las espadas o le cargo los avíos… de lo que sea, pero lléveme.

"Me da gusto recordar este sucedido por lo trascendente que fue mi primera presentación en el espectáculo teatral taurino. Ah, también me congratulo de haber sido uno de los primeros alternantes de aquel torero en ciernes, como lo era entonces aquel mocito de la anécdota, que se hizo torero de verdad y no solo eso, sino que después de más de 30 años de alternativa sigue dando la pelea, ganándola en mayor número de veces, hasta a los que gozan del cartel más alto en la torería actual. Posiblemente ya haya adivinado la identidad del torero al que me refiero. Por si no … vaya su nombre: Eloy Cavazos".

Recordar a "Piporro" es hacerlo de un personaje inolvidable y aunque quizá no nos tocó vivir su época de actor, sus películas de ayer nos mantienen cercano a él en la actualidad.

"Me gradué como Contador Privado, pero no volví a ejercer como tal, aunque si seguí reporteando para el periódico El Porvenir.

En 1942 inicié mi carrera como locutor en la XEMR de Monterrey y un bien día llegué a México para inscribirme en un programa de la XEW donde gané un concurso leyendo un verso, incluyendo el lenguaje típico de un locutor.

Más tarde probé suerte en la W y en la XEB, pero no se me hizo, sin embargo, conseguí acomodo en la "Radio Continental" XEQR de AM y FM que no estaba mal para empezar. Un día me llamaron para ofrecerme algunos turnos de cabina en la XEB y claro que fui volando".

Lo de la actuación, nos narró, vino después. Primero haciendo papeles de maestro de ceremonias, de gánster y varios más hasta que vino la oportunidad de actuar al lado de Pedro Infante en la película "¿Ahí viene Martín Corona!", en la que hizo el papel de "Piporro", personaje que en la radio hacía en un programa con el infortunado artista sinaloense.

¿Y qué significa "Piporro" a todo esto?, le pregunté.

"Yo me preocupé después por ver en el diccionario qué significaba "Piporro" y decía que es "voz de instrumento grave o botija de vino", yo no sé si me supieron algo o me lo dijeron al tanteo.

"El Piporro es mi segundo apellido… en Francia es "Monsieur le piporrou" y para más información, en la Cineteca de París y Londres hay dos copias de una película que se llama "La Nave de los Monstruos" (1959), como muestra del cine ficción, una película de monstruos interplanetarios de aquella época.

"La película en nada se compara con las grandes producciones que vinieron después como Star Wars, pero para mí ese es otro logro más en mi carrera, estar por allá en el cine".

En la misma faceta, la de actor, "El Rey del Tomate" (1962) narra otra anécdota cuando una dama italiana se acercó a él para saludarlo.

"Me habló en italiano, pero yo no le entendí, me disculpé, le dije que no la entendía y me dijo "ah cómo no, yo lo vi por allá y hablaba italiano", un italiano perfecto mejor que Marcelo Mastroianni.

"Le dije que yo no hablaba italiano y que se trataba de una película mexicana y que posiblemente el actor que me dobló lo hacía muy bien, pero que yo no hablaba italiano".

A los dos años de haber tenido esta entrevista, Don Lalo González falleció y en sus funerales fue acompañado por la gente del pueblo en un emotivo homenaje que tuvo lugar en el Teatro de la Ciudad de Monterrey. En su honor, una estatua de bronce se erige en uno de los jardines de la Macroplaza de esta ciudad, donde cada domingo familiar es apreciado por los paseantes.


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