Curiosidades: Rangel, la primera encerrona
Viernes, 08 Ago 2014
México, D.F.
Juan Antonio de Labra | Foto: Archivo
Jaime Rangel se encerró como novillero en La México en 1960
Por allá del año 1959 empezó a destacar un novillero que al cabo de los años se convertiría en un torero importante; un torero de recio valor y conocedor del oficio, que no estaba exento de buen gusto. Me refiero al matador de toros Jaime Rangel, originario de San Miguel Vindhó, donde vio la primera luz el 2 de julio de 1939.
Rangel es contemporáneo de Fernando de la Peña, Antonio Sánchez, El Imposible, Felipe Rosas, Mauro Liceaga, Martín Bolaños, Óscar Realme, Lupillo Rivera, Víctor Huerta o El Tacuba, entre otros.
Debutó en la Plaza México el 17 de julio de 1960, con una novillada de Zacatepec, y causó buena impresión, sobre todo al enfrentar a "Galán", cuya faena malogró con la espada.
En esa Temporada Chica del año 60, Jaime hizo un total de ¡once paseíllos! aun sin cortar un número significativo de orejas, ni mucho menos, debido a sus reiterados fallos a espadas. De esas once tardes, toreó cuatro en formato de "mano a mano": dos con Fernando de la Peña, consecutivos, el 21 y el 28 de agosto, respectivamente, y otros dos con Felipe Rosas.
Quizá su mejor faena de ese año la hizo el 11 de septiembre, a un novillo de Matancillas de nombre "Jabaíto", número 3, negro, con 422 kilos sobre los lomos. Dio una vuelta al ruedo porque no estuvo certero a la hora de matar.
Pero la curiosidad que nos ocupa –y más que eso, se trata de todo un acontecimiento: el 20 de noviembre de 1960, el entonces novillero Jaime Rangel se encerró en la Plaza México con seis ejemplares de la ganadería de Pastejé.
Esta fue la primera encerrona de un novillero en los 68 años de historia de La México, y el que ostenta este logro es, precisamente Jaime, que una vez retirado de los ruedos se dedicó a apoderar toreros con su personal estilo, habiendo conseguido sus mayores logros administrativos al lado de su Jorge Gutiérrez, en aquellos primeros años de la brillante carrera taurina de su paisano.
La segunda y última encerrona de un novillero hasta el día de hoy, fue la que protagonizó Adrián Romero, una década después de Rangel, el 8 de noviembre de 1970, luego de haber estado francamente bien en la Temporada Chica de ese año.
En aquella ocasión, Romero se enfrentó a seis novillos de distintas ganaderías (El Romeral, Vistahermosa, De Santiago, Soltepec, Moreno Reyes Hermanos y Cerro Viejo). De manera similar a lo que le ocurrió a Rangel, se fue de vacío en tan señalada fecha aunque cuajó una gran faena a un novillo de nombre "Siroko", corrido en cuarto lugar, que malogró con la espada.
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