Para los católicos, la Semana Santa –que empezará mañana con el Domingo de Ramos– es una de las fechas más importantes debido a que se conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Hay muchos símbolos taurinos vinculados con la Semana Santa. Al lance fundamental del toreo se le llama verónica en recuerdo a Verónica, la mujer que durante la Pasión tendió un lienzo para enjugar el sudor y la sangre de Jesucristo. Hay una similitud en la acción que realiza la mujer en la que queda impresa la Santa Faz en su capote, con la forma en la que los toreros reciben al toro en el primer tercio de la lidia.
El matador debe presentar la capa al toro para embeber y abarcar la plenitud de la embestida. José Luis Ramón dice que "ese acto de empapar al toro de capote es en el que la verónica adquiere, además de su nombre, su verdadera dimensión." ("El toreo fundamental". Historia, técnica y estética de las suertes del toreo. Ediciones Bellaterra, 2015, página. 40).
Después del Calvario, la piadosa mujer se trasladó a Roma donde realizó milagros. Al morir, dejó la preciosa imagen al Papa. A fin de distinguirla de otras reliquias, la llamaron la vera icon (vera,"verdadera" en latín; icon, latinización de eikon ("imagen" en griego), es decir, la "verdadera imagen". En el lenguaje ordinario se transformó en Verónica.
Al la suerte del mismo nombre, algunos taurinos le añaden un simbolismo que raya en lo mítico, pues consideran que es casi un milagro realizar con exquisitez el lance.
"Para torear bien a la verónica hay que conocer dos secretos: el del temple y el de la hondura. Y, además, estar tocado por la varita mágica del arte. Dos misterios y una virtud tan fáciles de explicar como difíciles de realizar ante un toro, como demuestra el hecho de que han sido muy pocos los toreros que verdaderamente han toreado a la verónica con ángel e inspiración, conceptos estos que están más allá de la técnica y hasta de la clase, y que por ese motivo rozan lo milagroso", (José Luis Ramón, Ibídem, página.35).
Hay fotografías de Luis Castro "El Soldado" y de Jesús Solórzano Dávalos donde se puede observar esa belleza casi sobrenatural. Recuerdo las verónicas de David Silveti y, más recientemente, las de Jerónimo, que me han provocado hondas sensaciones.
Pero los simbolismos que en una corrida hay con la Semana Santa no acaban con el lance a la verónica.
Al final de una faena los asistentes a una corrida, cuando así lo amerita, piden los trofeos agitando un pañuelo blanco. Es necesario que el pañuelo sea blanco y que esté limpio. No debe usarse el pañuelo que el aficionado empleó para limpiar otra cosa o para sonarse. El pañuelo es parte del rito sacrificial. El blanco representa pureza necesaria para el rito.
Pitt-Rivers vincula la verónica con el pañuelo:
"El milagro de la Santa Verónica consistente en la transformación del trapo más sucio en el lienzo más limpio e inmaculado […]. Cuando los tendidos se cubren con el temblor de estas flores blancas es porque la Santa Patrona ha trabajado a fondo y bien […] La sangre del toro que ha mojado la mano del matador a la vez que indica que la ofrenda ha sido correctamente inmolada […] que todo hombre que ha agitado su pañuelo ha sido redimido por el matador convirtiéndose en un héroe" (Taurolatrías: La Santa Verónica y El Toro de la Vega. Revista de Estudios Taurinos, 14-15, 277-322., 2002).
En la Semana Santa del 2020 en la que por la pandemia no habrá ritos públicos, ni corridas de toros, podríamos mirar hacia adentro para intentar visualizar la vera icon.