El rejoneador potosino Jorge Hernández Gárate espera paciente el día en que la pandemia del coronavirus por fin haya terminado y vuelva a verse ilusionado en una plaza de toros, con la esperanza de que, "en la nueva realidad", todos los frentes que componen la Fiesta estén unidos y logren sacar adelante lo más pronto posible al espectáculo que nos apasiona.

"Esto es de paciencia, fue un golpe fuerte para toda la gente a nivel mundial y no hay más que hay cuidarnos todavía. Entre más caso hagamos, más pronto nos veremos en lo que más nos gusta. Yo como torero, me sigo preparando, sigo estando para cuando me vea anunciado dar la cara en cualquier parte y en cualquier plaza", expresó.

En su finca que tiene por la carretera 57, San Luis –Matehuala, Hernández Gárate afirmó que su mayor preocupación es no saber cuándo, cómo, ni cuántas muertes va a causar todavía la pandemia del covid-19, que ha venido a cambiar la manera de ver al mundo hacia el futuro.

"Ojalá que cuando regresemos, regresemos todos bien y podamos volver a la normalidad. El sector taurino siempre ha sido muy unido cuando más se necesita. Podemos estar viendo cada uno, por sus propias cosas y sus propios intereses, pero cuando hay que unirnos y hay que estar juntos siempre hemos mostrado una gran solidaridad en todo. Creo que no va a ser la excepción y en cuanto esto se reabra va a haber una gran solidaridad entre toreros, ganaderos, empresarios y afición", auguró.

En tanto el centauro potosino ha estado preparando tres nuevos potros que espera debutar pronto en su cuadra.

"Traigo ahorita dos potros de mi criadero que estoy empezando a poner. Ahora con esto del covid-19 sí le dedicamos más tiempo a los potros que los caballos veteranos. Me he enfocado mucho a esos caballos que son de mi fierro, cuando estás en temporada es muy difícil, no es imposible porque siempre lo hemos hecho, pero es más difícil sacar a caballos nuevos. Ahorita les dedico más tiempo y salen más rápido", dijo.

Jorge tiene en su criadero 15 yeguas de vientre y reconoce que desde que empezó ha sido un proceso largo, ya que al principio no había las líneas que buscaba y que al paso del tiempo ha podido hacer, lo cual se traduce en un importante mérito que habla muy bien de su afición por el caballo torero.

"Ahora empiezo a ver frutos después de tantos años de ir buscando el concepto morfológico y las líneas de sangre torera que yo buscaba para poner caballos para torear. Los potros que estoy trabajando muy fuerte son un caballo bayo que se llama "Mil Amores", cuatralbo y con las crines negras. Tengo otro caballo alto, muy llamativo, muy guapo y otro negro, con la cara blanca. Los tres son de padres distintos y de yeguas distintas, cada uno tiene sus cualidades y aptitudes, los tres me tienen muy ilusionado, ojalá pronto puedan estar toreando", comentó.

Además de estos ya hay nuevas camadas de potros que vienen detrás, con los nacidos el año pasado y los de este 2020.

"Se hace una preselección ya que no te puedes "encaballar" y no hay tiempo para tanto. Hay unos potros que mandé a León para que los desbastaran allá y se van haciendo tratos para ir seleccionado y haciendo un filtro para antes de que yo los monte".

Recuerda Jorge que al principio de su carrera logró poner una cuadra de caballos nacidos en su casa, del criadero de su papá (Jorge Hernández Andrés) con la que toreó muchos años. Luego tuvo el apoyo del criadero de "Caliente" y desde entonces empezó a buscar aquellas cualidades que le gusta que tengan los caballos para torear.

 "Morfológicamente era un tema muy importante porque hoy en día para torear necesitas caballos que dentro de la plaza sean muy vistosos, del gusto de la gente y obviamente del gusto mío como rejoneador y como equitador para ponerlos más fácilmente. Se tiene que compaginar esas dos cosas, lo que traen dentro, que sean líneas toreras y que físicamente sean caballos muy fuertes, con mucha habilidad, flexibilidad y eso lo vas buscando con el tiempo y con líneas", finalizó.