Al Toro México | Versión Imprimible
El comentario de Juan Antonio de Labra
Por: Juan Antonio de Labra | Opinión
Jueves, 15 Ago 2019 | CDMX
"...se planteaba la idea de reglamentar este asunto..."
El gobierno del estado de Tlaxcala ya prohibió los toros de regalo. Así quedó establecido en el nuevo reglamento promulgado en julio pasado. Se trata de una medida un tanto rigorista, si se considera la costumbre que existe entre el público mexicano, de aceptar con mucho agrado la lidia de toros fuera de los estrictamente anunciados.

Sin embargo, parece una decisión correcta ante el desmedido abuso en que se ha incurrido. Y aunque no es bueno estar a favor de las prohibiciones, da la impresión de que esta resolución también tendría que ser evaluada en otros estados o municipios del país, a fin de consultar la opinión del aficionado y actuar en consecuencia.

Quizá solo en algún caso excepcional se podría permitir regalar un toro, pues a veces sí es necesario, sobre todo en esas corridas de máxima expectación en las que no sucede nada, o cuando hay mucho interés del público por ver a un torero en particular, al que su lote no ha dejado mostrarse. Pero es preciso comprender que la suerte es así. Y no es bueno tratar de contradecirla.

De hecho, no hace muchos años se planteaba la idea de reglamentar este asunto para la Plaza México. La solución más transigente era autorizar el regalo de un toro por torero en cada temporada, y así evitar caer en una práctica recurrente que no deja de ser un ventajoso ardid, la mayoría de las veces innecesario.

Y es todavía más evidente cuando llega "envuelto" en un "séptimo cajón"; es decir, un toro con dedicatoria, generalmente de otra ganadería y, en ocasiones, sin el trapío suficiente, elegido por la administración de una figura para servir como "regalo".

Por otra parte, hoy día las corridas en México están teniendo una duración promedio de dos horas y cuarenta minutos, pues los tiempos muertos son demasiado largos; y cuando hay toros de regalo, los festejos suelen alargarse casi hasta las tres horas o más, algo que resulta sumamente tedioso y hasta chabacano.

No hace mucho tiempo, en este portal, Horacio Reiba publicó dos interesantes artículos en los que hacía un recuento detallado de los toreros más propensos a regalar toros, y resulta muy elocuente observar que son las figuras extranjeras las que más han abusado de este recurso.

A ver qué sucede ahora en Tlaxcala con esta decisión, pues ya el otro día en la plaza de Huamantla no surtió ningún efecto práctico, donde el reglamento no se cumplió al haberse permitido la lidia de un toro de regalo cuando se supone que ya está prohibido.

Este tema del toro de regalo obliga a una reflexión todavía más profunda: la urgente necesidad de actualizar distintos aspectos de la Fiesta Brava. Sería cuestión de organizar un congreso nacional de profesionales y hacer una "lluvia de ideas" acerca de temas de mayor trascendencia para modernizar el espectáculo.