Al Toro México | Versión Imprimible
Tarde de dos orejas en Tlaquepaque
Por: Felipe Aceves | Corresponsal
Sábado, 29 Jun 2019 | Tlaquepaque, Jal.
Gutiérrez y Durán cortaron oreja por coleta durante la jornada
Recoleto. Así encontré hoy el coso de El Centenario de Tlaquepaque. Recién pintado, con distribución de localidades como muy antaño.

Cómodos palcos, "pa la gente bien", gradas de sombra casi llenas por la "sociedá", y nuestras bravas localidades soleadas. La coincidencia fue la disposición para evaluar con justicia a los novilleros y disfrutar un muy buen encierro de San Constantino, propiedad de Juan Pablo Corona, quien seguramente hoy dormirá tranquilo y contento.

Cada vuelta a los potreros; cada exigente nota en los muchos tentaderos, y las muchas cargas de grano han valido la pena. El juego del encierro de ésta tarde ilusiona a cualquiera. Cargaron con fuerza y pronto a los montados, embistieron nobles, con obediencia a los engaños, y –como debe ser– con la natural exigencia de esa bravura, que se traduce en emoción al tendido.

A Manuel Gutiérrez, natural de Aguascalientes, le correspondió en primer sitio el cárdeno "Joyero", que fuerte remató en el burladero de matadores, para de inmediato humillar con calidad en largo recorrido. Pronto empujó al piquero de tanda, para en el ¿Tercio de banderillas? No entiendo que el torero pida el cambio al segundo par, cuando él cubre el tercio. Gutiérrez capitalizó bastante las buenas y repetidoras embestidas del pupilo de don Juan Pablo Corona. Dos tandas con temple por ambos lados fueron suficientes para cortar una oreja.

El segundo, un negro listón, apretado de cuerna correspondió a José Miguel Arellano quien, por cierto, se colocó a las carreras para el paseíllo y en el sitio que no le correspondía. Si bien, no sobrado de fuerza, "Gran Padre" mostró condiciones para el buen toreo. Para la serie tercera, Arellano buscó –  la calidad del novillo– fuera de contexto las dosantinas. Por fortuna rectificó y evidentemente se deleitó con toreo del bueno. Cerró el trasteo con manoletinas muy quieto. Dos pinchazos, se echó el toro y ovación para el aguascalentense.

Se presentó ante la afición de ésta región, Curro Durán, hijo del inolvidable matador de Utrera, Sevilla del mismo nombre. Precioso de pelaje (berrendo en cárdeno, cinchado, calcetero y facado) fue el novillo que le correspondió. El morito exigió una distancia corta, echarle la muleta al hocico, y llevarlo sometido y largo. Así lo hizo Durán, quien realizó una faena seria, emocionante y con solvencia. Al final se fajó entre los pitones, para cosechar un justo auricular. El de San Constantino fue aplaudido en el arrastre.

El cuarto de la función, le quedó grande a Raudel García. Nada que reclamar. "Alfarero", aunque noble, pronto y obediente tuvo la exigencia de su hermano, y con su rodaje, no era fácil. Escuchó palmas.

El quinto de la tarde, hoy le hizo honor a la frase aquella. "Barro" fue la emocionante materia prima de Guillermo Guerra quien, sí, al menos se apretó los machos, porque el Constantino, luego de recibir castigo fuerte en varas, conforme transcurrió la faena, como suelen hacer los toros mexicanos, se fue para arriba. Batalló con el emotivo ejemplar en plenitud. Bajonazo, silencio, y arrastre lento entre aplausos, para el buen novillo.

Grata impresión nos dejó, el potosino Gerardo Cruz. Poco toreado, pero serio y valiente. Le correspondió "Artesano". Negro girón, astiblanco, con mucha plaza, que fue aplaudido al saltar al ruedo. Cruz estuvo en el sitio. Sin demérito corrió la mano, lo mejor que pudo. Se volcó entregado en la suerte suprema, para salir empitonado sin consecuencias, para dejar una entera que no bastó y sufrir con la de cruceta. El público lo despidió con cariño.

Ficha
Tlaquepaque, Jal.- Plaza "El Centenario". Media plaza en tarde agradable. Novillada de feria. Novillos de San Constantino nobles y de buen juego en su conjunto, entre los que destacó el 5o. que recibió el arrastre lento. Manuel Gutiérrez: Oreja. José Miguel Arellano: Ovación. Curro Durán: Oreja. Raudel García: Ovación. Guillermo Guerra: Silencio. Gerardo Cruz: Ovación.