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Gallardo triunfo de Fandiño en Ambato (fotos)
Por: Juan Antonio de Labra | Enviado
Lunes, 20 Feb 2012 | Ambato, Ecuador
Se impuso a un toro complicado al que le tumbó dos orejas

La mentalización de Iván Fandiño fue la clave para sobreponerse a las complicaciones del segundo toro de su lote, y fue así como cuajó una faena muy importante, en medio de la expectación de los profesionales y el público, pues aquel ejemplar de Campo Bravo había desarrollado poder y ciertas malas ideas, sobre todo por el pitón derecho, prácticamente desde que apareció por los toriles.

Pero cuando un torero tiene pundonor y está decidido a seguir escalando peldaños en la profesión, no hay excusa que valga para plantarle cara al destino, como lo hizo el de Orduña, serio y sobrio, a lo largo de la lidia.

Y con esa confianza en sí mismo, y tras haber visto que el toro tenía un fondo de nobleza, luego de la excelente brega de Juan José San Martín, Fandiño se arotnilló en la arena con valentía para estructurar una faena de relieve, la más interesante y de mejor acabado de la Feria de Ambato.

Porque no era fácil sobreponerse a las condiciones adversas del toro, al que fue midiendo, colocándose reciamente entre pase y pase y sometiendo con empaque.

Surgieron entonces los mejores pasajes del trasteo con la zurda, ya cuando el toro se había entregado al sentir que el torero estaba muy dispuesto, decidido a hacer las cosas bien, sin concesiones de ninguna índole con el público.

Y en esta fase medular de la faena surgió el toreo en redondo, girando en los talones y roto de cintura, con una expresión artística profunda.

Hasta en las mondeñinas finales, Fandiño se pasó muy cerca las embestidas del toro, que terminó acudiendo cada vez más templado a los vuelos de su muleta. Y aunque la estocada fue tendenciosa, las dos orejas, valiosos premios, fueron a parar a manos del torero de Orduña, que al primero de su lote le había cortado una después de una faena entonada, presagio de la obra grande que cuajaría en el quinto.

Los dos toreros ecuatorianos sacaron la casta y, a su manera, buscaron afanosamente el triunfo. Más todavía, si cabe, Juan Francisco Hinojosa, que desplegó una gratísima variedad capotera que picó la cresta a Álvaro Samper, que desembocó en una rivalidad en quites que el público disfrutó mucho.

Tres orejas se llevo en la espuerta Hinojosa: una de su primero toro, y dos más del sexto, al que toreó con desparpajo y entrega sin límite desde el inicio trepidante de faena con tres péndulos en los medios.

A base de actitud, el torero de dinastía ambateña salió a hombros. Ojalá que pudiera tener más oportunidades para afinar su técnica y ganar mayor experiencia, pues hoy día es uno de los matadores ecuatorianos con más vocación.

Una vez más, Álvaro Samper demostró que maneja el capote con suma facilidad y tiene buen concepto toreo. Al primer ejemplar que le tocó en suerte le hizo una faena compuesta, un tanto fría, que fue a la par del comportamiento soso del toro.

Sin embargo, y consciente de que ya se le habían ido por delante sus compañeros de cartel, salió más enfibrado a torear al séptimo, un torete carente de trapío, al que hizo una faena de menos a más que finalizó con la concesión de dos orejas más al abultado resultado de un festejo interesante.

Abrió plaza el rejoneador Vicente Arteaga, al que le vino grande el compromiso, considerando que no tiene la experiencia suficiente para afrontar tardes como la de hoy. Afortunadamente, se salvó de sufrir un grave percance al caer aparatosamente de uno de sus caballos, cuando le perdió por instante la cara al toro y fue alcanzado en los medios.

Por lo menos, cabe destacar su voluntad de volver de la enfermería a intentar matar al de Campo Bravo, y terminó escuchando tres amargos avisos cuando el sobresaliente tampoco pudo cumplir con el cometido.

Nos vamos de Ambato con un excelente sabor de boca. Ojalá que le feria gane en calidad y el año entrante puedan dar las dos corridas con presencia de figuras, para que la gente retome la confianza en este ciclo, y vuelva a tener la brillantez que merece una plaza monumental, en una ciudad donde hay una gran afición, misma que quedó de manifiesto en ganar la votación por el "no" a la prohibición, y en la que los toros se matan como debe de ser: con la espada.

Ficha
Ambato, Ecuador.- Plaza "La Merced". Segunda y última corrida de feria. Dos tercios de entrada en tarde agradable. 7 toros de Campo Bravo (1o., sobrero sustituto de uno de Albaserrada, devuelto por manso), disparejos en presentación y hechuras, de los que varios tuvieron transmisión y fueron exigentes. Pesos: 460, 450, 460, 480, 470, 450 y 450 kilos. El rejoneador Vicente Arteaga: Pitos tras tres avisos en el único que mató. Iván Fandiño (caña y oro): Oreja y dos orejas. Juan Francisco Hinojosa (blanco y azabache): Oreja y dos orejas. Álvaro Samper: Palmas y dos orejas. Incidencias: El rejoneador Artega sufrió una aparatosa caída durante la lidia del primer toro y no salió a matar al 5o. Fue trasladado a la Clínica Tungurahua para ser revisado. El sobresaliente Patricio Reyes no pudo dar muerte al toro de rejones, después de haber intentado el caballista, y fue apuntillado tras escucharse el tercer aviso. Al finalizar el paseíllo se rindió un minuto de silencio a la memoria del rejoneador Jaime Valdivieso, fallecido hace algunos meses. Fandiño tuvo que retirarse de la plaza tras la lidia del 5o., y por eso no salió a hombros con sus compañeros de cartel.