El parlamento portugués rechazó cuatro propuestas antitaurinas, con cerca del 80 por ciento de oposición de la cámara ante tales mociones, las cuales se desecharon por mayoría y que pretendían un conjunto de medidas que atentaban contra bienes culturales y ecológicos en este país.

Entre los puntos principales se encontraba prohibir el uso de recursos económicos etiquetados para el sector taurino, así como subvenciones y cualquier tipo de apoyo, incluso para la crianza y preservación del toro bravo, que además una supuesta reconversión del espectáculo taurino.

En este sentido, los partidos Socialista, Demócrata, Popular, Comunista y Chega, dieron su voto de confianza y apostaron por la preservación de un patrimonio cultural que pertenece a la sociedad portuguesa, más allá de preferencias personales y, no se diga, posturas y representaciones partidistas.

Acaso el único contratiempo fue la no aprobación de bajar el impuesto por concepto de IVA a un 6 por ciento para los espectáculos taurinos, situación que se votará de nueva cuenta y que de momento no representa un impacto negativo de gran alcance, ante el triunfo obtenido por la mayoría.