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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 13 Ago 2020    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
"...A ver si alguna empresa y/o un grupo de ganaderos..."
A una década de haber comenzado a publicar este comentario, primero nada más en voz y poco tiempo después también en texto, el panorama que vivimos hoy día alrededor de la Fiesta Brava es completamente distinto al de hace diez años, en que estaba surgiendo una atractiva generación de toreros mexicanos que mantenía a tope nuestra ilusión de aficionados.

Por ahí andaba ya Joselito Adame dando guerra, en la tercera temporada formal como matador de toros, y otros toreros como Octavio García "El Payo", o Juan Pablo Sánchez y Arturo Saldívar. Éstos dos se hicieron matadores en el año de 2010, en Nimes y Guadalajara, respectivamente. En unas cuantas semanas del catastrófico 2020 cumplirán 10 años de haberse doctorado y no podrán celebrarlo vestidos de luces, delante del público.

De esa época a la actual, en que la novillería sufrirá tanto como los ganaderos, se deberían unir esfuerzos para evitar que los más necesitados de pitones queden abandonados a un futuro que, hoy día, se vislumbra absolutamente incierto hasta que el semáforo no cambie al verde.

Porque mientras los matadores hacen el esfuerzo y se buscan las vueltas para conseguir torear en el campo, aprovechando la coyuntura de la difícil situación ganadera, a los novilleros muchas veces no hay nadie que los ayude. De esta guisa, ayunos de cualquier oportunidad de torear en las plazas, no les queda más remedio que machacarse haciendo ejercicio y toreando de salón, esperanzados en que las empresas abran sus cosos para ver si les dan algún festejo.

En esos loables experimentos que están haciendo varios criadores, cada uno con sus recursos e ideas, y su inquietud por hacer "Fiesta virtual", da la impresión de que no encaja en sus planes celebrar ninguna novillada. Sin embargo, resultaría muy interesante implementar algún tipo de concurso novilleril para abrir un espacio a los toreros del escalafón menor, y que el público pudiera involucrarse en una votación, a través de las redes sociales, para elegir a los más destacados.

Y más ahora, que sobran toros y novillos en el campo y están siendo lidiados a puerta cerrada con el único fin de recuperar el valor de la carne, y que los ganaderos los vean para continuar con su compleja labor genética, esa que requiere ser atendida con puntualidad, al margen de los avatares generados por la pandemia.

A ver si alguna empresa y/o un grupo de ganaderos se anima a hacer algo por los novilleros, ya que este prolongado parón afectará más de la cuenta a los que menos cuajados están. Y de esta manera, esa sana renovación generacional de la que venía gozando la Fiesta en los últimos años –aun con sus altibajos–, no se detendría hasta paralizarse por completo.


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