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César Fernández y su herencia torera

Viernes, 29 May 2020    Monterrey, N.L.    Martín Banda | Foto: Archivo     
El joven "Quitos II" platica sobre su incursión en la Fiesta Brava
En el medio existen algunos toreros, padres de familia, que evitan quizá que sus hijos se dediquen a la misma profesión, mientras que otros anhelan que "nazca el torerito", para empezar a vestirlo de luces y criarlo en el mismo ambiente familiar que ellos.

Tal es el caso de Roberto Fernández "El Quitos", matador de toros en retiro de Aguascalientes, quien tras probar primero suerte en el ruedo y después como apoderado de Joselito Adame y José Mauricio, entre otros, no se imaginaba que su hijo decidiera seguir sus pasos como torero.

César es su nombre y nació el 27 de agosto del 2000, en Nimes, Francia, de donde es originaria su madre y aunque de pequeño no acertaba bien lo que sería de grande, de pronto esas giras en las que acompañaba a su papá con los toreros, "lo envenenaron" para decidir que él también quería ser uno de ellos y triunfar.

De hecho, en estos momentos ya ha comenzado a vivir la otra cara de la moneda, la de la angustia, desesperación y los olores a cloroformo de los hospitales.

En su incipiente carrera, luego de haber debutado apenas sin caballos en septiembre del año pasado en la placita andaluza de La Algaba, César sufrió una lesión en los ligamentos cruzados de la rodilla derecha que le tienen ahora encamado. Su lesión ciertamente fue el año pasado, pero en estos meses, aprovechando la inactividad taurina por la pandemia, el novillero de 19 años decidió operarse con todas las medidas sanitarias en un hospital francés, libre de Covid-19, apenas el lunes pasado.

"Me operaron el lunes del ligamento cruzado anterior. Me quedé tres días en el hospital y me dieron el alta el miércoles. Todo salió muy bien gracias a Dios. Ahora tendré que recuperarme y a tirar para adelante", expresó el novillero de 19 años.

Comentó que la lesión sucedió en julio del año pasado, una ocasión que acompañó al campo al matador Manuel Escribano.

"Entreno todos los días con él, es un hombre al que le debo mucho ya que me ha apoyado mucho y esto sucedió en la ganadería de Cebada Gago, en un tentadero, en una de las vacas realicé un giro y ahí fue donde se produjo la lesión".

En ese momento decidió no operarse, sino venir a pasar el otoño e invierno a México y acompañar en sus entrenamientos al matador Francisco Martínez, quien vive al otro lado de su casa en San Miguel de Allende, Guanajuato.

"Logré debutar en La Algaba sin picadores el 14 de septiembre y después de esta fecha me fui para México, teniendo en mente operarme en septiembre de este 2020, pero con la crisis sanitaria que hay, aunado a que no hay corridas decidí operarme de una vez aquí en Francia para ganar un tiempo y estar listo. Me dan de cuatro a cinco meses de recuperación para estar bien, en noviembre ya podré estar en el campo entrenando a un ritmo más intenso, ya que ahora apenas puedo caminar y doblar la rodilla", dijo.

De su afición, dijo que esta nació desde que "jugando, jugando" siempre le hacía al toro en los entrenamientos de los toreros que apoderaba su papá.

"Un día le dije que iba en serio, que quería ser torero. Al principio él no me creía, pero un día me llevó al campo y me echó unas vacas, esperando que una de estas me diera una revolcada y se me quitara la idea de ser torero. Claro, las vacas me pegaron mis voltoretones, pero seguí ahí, y no le quedó más de otra que apoyarme. Me está apoyando por atrás, con consejos, me recomienda, le estoy muy agradecido, lo toma muy en serio conmigo y estamos haciendo un proyecto bonito para adelante", afirmó.

El tiempo que ha pasado en España le ha permitido conocer a gente del medio que le ha echado la mano.

"Llegué a España en febrero del 2019 y tenía planeado quedarme allí y debutar sin caballos. Estuve en la Escuela Taurina de Camas, a donde me llevó un hombre que es muy conocido en esos rumbos. Le dicen Lolo de Camas. Me dio un techo y me dio todo para prepararme. Por las mañanas iba a entrenar con el matador Manuel Escribano y por las tardes a la escuela taurina y cuando había campo nos íbamos al campo a torear", agregó.

César siente que su fuente de inspiración son algunos toreros de antaño y otros de épocas más cercanas a las de su padre, El Quitos.

Entre estos admira a José Tomás, "por la actitud y su vergüenza torera", también a toreros antiguos como Paco Camino "por sus estocadas", a El Gallo sobre todo "por las faenas cuando empezaba a torear en redondo", pero también siente predilección por el colombiano César Rincón, "que llegó sin nada y conquistó Europa con esas ganas que él llevaba por dentro".

"Básicamente son esas figuras en las que me inspiro y por quienes te dan ganas de ser un torero bueno y un torero con ganas. Me gusta interpretar el toreo con esa verticalidad que ves en los toreros que te he citado, toreros con verticalidad, dando el pecho, con la pierna para adelante, ese es el concepto de toreo que me gusta mucho y que me han enseñado".

Por ahora, mientras se recupera y las cosas vuelven a la normalidad, César solamente ha enviado su currículo a las empresas, a los bolsines, a los certámenes, esperando que el próximo año todo cambie para bien de la Fiesta.

"Yo le tengo mucha confianza a mi sistema hospitalario, en el que operé me dijeron que no acogían casos del covid, que había muchas precauciones y como le tengo mucha confianza a estas normas que tuvieron, me animé a operarme. Estos meses los voy a pasar recuperándome para tener un buen invierno, con campo y preparación física. Creo que mi decisión a final de cuentas fue la buena y gracias a Dios estamos aquí con mucha salud y viendo hacia el futuro", afirmó.


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