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"Mis veinte años de torero"

Sábado, 18 Ene 2020    Guadalajara, Jal.    Antonio Casanueva | Foto: Archivo   
"...Se aprendía de memoria las fechas y los carteles de tardes..."
Uno de los textos más entrañables de la literatura taurina es "Mis veinte años de torero". El libro íntimo en donde Rodolfo Gaona le contó su vida al periodista Carlos Quiroz "Monosabio". Gaona platica desde que conoció a Saturnino Frutos "Ojitos" y hasta su retiro en 1925. Monosabio logró meterse en lo más profundo del personaje y, con una fluida narrativa, se lo transmite al lector. Conservo la primera edición publicada en 1925 por Biblioteca Popular de El Universal. 

Ese libro fue el primer regalo que mi abuelo le dio a mi papá cuando acababa de nacer en 1938. Todavía se puede leer la dedicatoria: "A mi hijo Antonio, con el deseo de que la fiesta de los toros se convierta en su espectáculo favorito".

¡Y vaya que lo fue! 

Mi papá fue un apasionado aficionado a los toros desde que recibió ese libro y hasta el jueves 16 de enero de 2020 en que fue llamado a rendir cuentas al Creador. 

Se aprendía de memoria las fechas y los carteles de tardes importantes, y era capaz de recordar no sólo los nombres, sino las pintas de los toros de cientos de faenas. De niño, ganaba boletos para ir a la Plaza México contestando preguntas que hacían en programas de radio.

En la Navidad pasada, Paloma, mi esposa, le preguntó: "Suegro, ¿cuál ha sido tu torero favorito?"; sin dudarlo respondió que Luis Procuna. Y nos contó que pasaba los veranos en la ganadería de Santo Domingo en San Luis Potosí, donde conoció al "Berrendito de San Juan", quien lo apantalló por su fuerte personalidad y por la quietud con la que realizaba el toreo por alto. 

Me sorprendió su respuesta. Yo hubiera pensado que su torero predilecto había sido Manuel Capetillo, "el mejor muletero del mundo", a quien siguió por las plazas de la República Mexicana desde aquella temporada de novilladas en la que surgieron "Los Tres Mosqueteros". 

Antonio Casanueva y Velasco incursionó en la prensa escrita en noviembre de 1981 precisamente defendiendo a "su torero", refutando un artículo publicado en el diario Esto en donde Francisco Lazo daba a entender que Manolo Martínez había sacado a patadas de los ruedos a Capetillo después de un histórico mano a mano en El Toreo el 3 de diciembre de 1967. 

Por más de veinticinco años escribió una columna semanal llamada "Rincón Taurino", primero publicada en el diario Nueva Era de Puebla, y después en la revista "Momento". Fue el comentarista taurino de la Peña Taurina y Deportiva en la HR, estación de Grupo Acir, Puebla. Transmitió las corridas del "Relicario" desde su inauguración y hasta principios del siglo XXI. 

También fue cronista viajero de la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma y así fue a Orizaba, Monterrey y a otras plazas a transmitir corridas de toros. Nunca cobró por hablar o escribir de toros, pues tuvo una exitosa carrera como ingeniero y director en la industria textil. Pero dedicaba su tiempo libre a la tauromaquia. 

Apasionado y emotivo. Se le cortaba la voz y se le llenaban los ojos de lágrimas cuando recordaba una faena o hablaba de una tarde inolvidable. Sus amigos decían que nunca pudo concluir un libro taurino pues, de la emoción, lloraba tanto que mojaba el papel o descomponía las máquinas de escribir. 

Vivió intensamente la fiesta de los toros. Hizo amistad con toreros como "El Güero" Miguel Ángel, Amado Ramírez "El Loco", Raúl Ponce de León, Rafael Ortega, Alejandro y David Silveti. Disfrutaba de sus triunfos y sufría con sus contratiempos. 

En 1954, al enterarse de la cornada en la boca que "El Güero" Miguel Ángel sufrió en Sevilla y a pesar de las dificultades de las comunicaciones trasatlánticas, logró hablar con la monja que lo atendía quien le dijo: "Ruegue por su alma, porque está muy mal". 

Palabras que representaron esperanza para los amigos y familiares del torero. Años después, en un hospital de Madrid, entrevistó a David Silveti y tranquilizó a la afición poblana que esperaba inquieta noticias de aquella otra cornada.  

La última vez que asistió a la plaza México fue el 22 de diciembre del 2019. El reciente domingo del 12 de enero 2020 ya no estaba en condiciones de ir a los toros, así que se quedó en su casa a ver la corrida por televisión. Aunque estaba muy cansado y débil, todavía gritó "olé" tras los naturales de Jerónimo.

Seguramente, en la Gloria, está en espera del anuncio de Manolete alternando con Luis Procuna, Manuel Capetillo y David Silveti. Supongo que desearía verlos con toros de Santo Domingo y Zacatepec, quizá las ganaderías donde más disfrutó del campo bravo.


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