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Ureña y De La Peña: Sensibilidad a flor de piel

Martes, 12 Nov 2019    CDMX    Redacción | Foto: Germán Fernández     
Así lo transmitieron durante el encuentro de FCTH en Lima
Como parte de su misión, Fomento Cultural Tauromaquia Hispanoamericana (FCTH) organizó un evento en Lima para dar a conocer sus planes de 2020, que además se complementó con una interesante charla titulada "El sentimiento del toreo", en la que participaron el matador español Paco Ureña y el escultor tapatío Jorge de la Peña.

Este encuentro con la afición limeña y los medios de comunicación, comenzó con la intervención el empresario y ganadero Juan Pablo Corona Rivera, presidente honorario de FCTH, que expuso los motivos que lo llevaron a formar esta institución, en una época donde la Fiesta Brava requiere de un firme posicionamiento de cara a los reiterados ataques antitaurinos.

"Esta pasión que sentimos aquellos que nos gusta la fiesta de los toros, debemos canalizarla y dar a conocer sus valores. Hay que comprometernos con aquellas personas a las que podamos enseñarles la importancia de esta tradición, para que la conozcan y sepan defenderla", comentó Juan Pablo Corona como parte central de su intervención.

Por su parte, Óskar Ruizesparza, director de FCTH, habló de los logros que se han acumulado a lo largo de los años desde que comenzó la publicación de libros que se han obsequiado en distintas regiones de México y el extranjero, y exhibió imágenes del entusiasmo que ha representado para la afición recibir estas obras de muy diversa temática.

"A partir de diciembre se publicarán distintos trabajos de manera digital, con la finalidad te tener una difusión más amplia, y el año entrante se publicarán varios libros y aquí, en Lima, se donará un paquete de los 14 libros que se han publicado a la Biblioteca Nacional para que quede constancia de este trabajo, pues estamos convencidos de la relevancia que significa darlo a conocer", informó Ruizesparza.

Después de la detallada explicación ofrecida por ambos, que tuvo una duración de unos 25 minutos, se dio paso al encuentro entre Paco Ureña y Jorge de la Peña, que fue moderado por el periodista Juan Antonio de Labra que, a manera de introducción, leyó sendas semblanzas acerca de las personalidades en cuestión, antes de dar paso a una charla muy interesante en la que cada uno expuso su visión de lo que es el sentimiento del toreo, que era el título de este encuentro.

Con su madurez como artista, y sus concepto de magnífico aficionado, De la Peña hizo remembranzas históricas relacionadas con Lima, entre las que destacó la presencia de Juan Belmonte que también fue un ídolo en un país donde su afición ha disfrutado de la presencia de varias figuras del toreo que han trascendido a lo largo del tiempo.

"La entrega es esa parte fundamental del artista, porque es su alma la que ofrece el público, y en esa comunicación es cuando nace la inspiración que nos hace sentir en lo más profundo de nosotros esa intensidad, como la que tiene Paco en su toreo", afirmó De la Peña.

Paco se mostró feliz  e ilusionado de estar nuevamente en Lima, y comentó distintos aspectos de su toreo, de su forma de interpretar, así como de ese tiempo en el que tuvo que superarse anímicamente para no abandonar su profesión: "Al toro le he entregado mi vida, y mi mayor temor sería fallarle. Por eso ni siquiera en los momentos más duros, más difíciles, he pensado en dejarlo. No sabría vivir sin él".

La charla discurrió en medio de los aplausos del público, que superó las 120 personas de asistencia, que siguió el desarrollo de la conversión que tuvo una duración de unos 45 minutos, y se creó una atmósfera íntima y muy agradable en la que los dos invitados especiales se expresaron de una manera sincera y profunda.

Al final de la velada, FCTH obsequió a todos el libro "El Mundo de Tauro", escrito por Ricardo Torres Rivera. Para concluir, se ofreció un brindis, acompañado de canapés, para dar por terminada esta exitosa y amena reunión a la que se dio cita una parte representativa de la afición limeña, de la que también formaba parte el abogado Máximo Valdivieso, que fungió como maestro de ceremonias.


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