A lo largo de la tarde Leo puso de manifiesto su hambre de triunfo que se le negó en el tercero, su voluntad nunca decayó y de esa manera empezó con pocos lances destacados en su recibimiento al sexto un toro con mucho cuajo que le ligó zapopinas despatarradas y banderilleó con más voluntad que acierto.

El toro se desplazaba con embestidas capitalizadas por el de Aguascalientes buscando el triunfo en cada momento y echando mano de sus recursos que los tiene. Dejó una estocada abajo y tendida que parecía no hacer efecto sin embargo ocurrió para que el toro doblara, le concedieron dos orejas que paseó entre algunas protestas.

Arriesgó el físico ante su primero un cárdeno veleto que se le colaba pero que a la postre fue el más destacado del encierro, se arrancó con alegría al caballo de Héctor Delgado e y n el único puyazo emotivo de la corrida. Entre los tres matadores cubrieron el tercio de banderillas haciéndose aplaudir.

Se fue Leo a los medios prendiendo la emoción con un vibrante inicio arrodillado toreando con la derecha y precioso remate rodilla en tierra. Cuajó series al natural haciendo que la gente respondiera y con la derecha también muy asentado; ya para finalizar su labor realizó manoletinas de rodillas jugándosela  en serio. Señaló un pinchazo para lograr estocada aguantando y descabello a la tercera, aún así fue llamado a dar la vuelta después que el toro era despedido con ovación.

El Zapata se mostró variado lanceando al cuarto y poniéndolo en suerte para el puyazo, al quitarlo clavó los pitones en la arena sin darse la vuelta pero si un batacazo. Uriel escuchó palmas por haberse desenvuelto bien con los palos antes que el toro terminara con poco recorrido. 

Tuvo el torero que porfiar para sacar partido, pero siendo poco el resultado recurrió a los adornos y desplantes que salieron sobrando, lo despachó con espadazo hondo en aceptable sitio. Hubo ligera petición siendo concedida una oreja que se protestó de inmediato y dejó el torero antes de recorrer el redondel.

Recibió en tablas  con zapopinas al que abrió la función seguidas de buenas verónicas despatarradas y a pies juntos; invitó a sus alternantes a clavar los garapullos siendo ovacionados los tres diestros.

Brindó Uriel a su hijo Emiliano, el trasteo iniciado en tablas con un imposible, pronto el toro vino a menos aunque logró cuajarle naturales aceptables y ayudados de derecha terminando el trasteo con abaniqueos; su estocada fue caída retirándose en silencio.

Manuel Escribano lanceó sin acoplarse al quinto que fue picado apenas, con regular acierto cubrió el segundo tercio, el diestro estuvo con voluntad luciendo menos de lo que deseaba, instrumentó manoletinas valientes antes de la estocada y un descabello, en tanto que el torero era llamado a dar la vuelta.

Con el de su presentación ante este público cargó la suerte al veroniquear y tras el castigo el toro cayó en varias ocasiones a la arena resentido de los cuartos traseros, aún así se animó a repetir la invitación para banderillear y por momentos parecía reponerse el toro tanto que casi alcanza a Leo saliendo de un par. 

A base de insistir el torero de  Gerena logró muletazos regulares por ambos perfiles, fue rápido con la espada pues dejó una casi entera que surtió pronto efecto saliendo a agradecer la ovación.