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Joselito vuelve a sonreír

Lunes, 16 Sep 2019    Zacatecas, Zac.    Juan Antonio de Labra | Tauronota           
Desorejó al segundo toro de su lote y demostró su jerarquía
Atrás quedaron esos meses de incertidumbre, de zozobra. Se nota en el rostro de Joselito Adame, que hoy en Zacatecas mostró una amplia sonrisa, la del hombre pleno, la del torero maduro, que sabe dónde está y qué es lo que quiere en esta etapa de su vida.

Y cuando el alma de un torero está equilibrada, hasta en el andar más mínimo se nota que todo fluye. Así fue la actuación del hidrocálido en esta corrida del 16 de septiembre, como director de lidia, en la que hubo una magnífica entrada en la monumental, prueba fehaciente de que los toreros mexicanos también son capaces de interesar al público y llenar las plazas.

El toro que abrió el festejo era hondo, recogido de pitones, y embistió con bravura en varas, lo que hizo albergar esperanzas de que podía venirse arriba, como de hecho sucedió en esa primera faena de José, asentada, de mucho pulso y suavidad, que se compuso de muletazos donde el ritmo y la cadencia se sucedieron con absoluta armonía.

A la faena le sobraron un par de tandas finales, cuando el toro le pedía la muerte, pero quizá José pensó que debía apretar al de Pozo Hondo, que había embestido con clase y profundidad, en aras de tumbarle la primera oreja de la tarde, lo que no sucedió porque lo pinchó en un par de ocasiones.

De cualquier manera, Joselito ya había marcado el rumbo a seguir, que aumentó su intensidad luego de la valiosa oreja que había cortado Sergio Flores al tercero tras una faena entonada que rubricó de una estocada antológica, de esas que no se olvidan, por la rectitud con la que hizo el viaje hacia al morillo del toro, la forma en que vació la suerte, levantando el codo con autoridad, y el sitio donde quedó la espada. Todo un compendio de hermosura.

Ni veinte segundos tardó en doblar ese ejemplar, que había sido manejable, y con el que el tlaxcalteca venía a arrear con el objetivo de pelearle las palmas a Adame, lo que de hecho sucedió porque Joselito salió en el cuarto a arrear con inteligencia, prácticamente desde que se abrió de capote mediante dos largas cambiadas de rodillas a la vera de las tablas.

Más tarde hizo un quite combinado por chicuelinas antiguas y una tafallera, para luego estructurar una faena tan sólida como la primera, con la salvedad de que este toro, el cuarto, no era fácil, y había que tratar con mimo para no derribarlo.

Las series por ambos pitones se sucedieron unas a otras, y hasta se adornó ejecutando la regiomontana, suerte casi de la exclusividad de Eloy Cavazos. El público se identificó plenamente con lo que veía, y alentó a Adame a cada tramo del trasteo, mismo que culminó de una certera estocada que le valió el corte de dos orejas que le abrieron, una vez más en este escenario, la Puerta Grande.

En la vuelta al ruedo se le notaba feliz, una vez que se ha reencontrado con su vocación, la que brotó siendo niño, la que lo ha mantenido a flote, en las buenas y en las malas. Ahora llegó el momento de disfrutar, y se lo merece.

Luego de ese despliegue de oficio y madurez, Sergio Flores salió en el sexto a no dejarse ganar la pelea y se pegó un tremendo arrimón, hasta dando un par de frentazos al toro en el testuz para obligarlo a embestir, en un alarde tremendista que reflejaba la impotencia de saber que, a esas alturas de la faena, era difícil acompañar a José en la salida a hombros.

Y se afanó a rabiar el tlaxcalteca, dueño de unos procedimientos repletos de seguridad, en los que trataba de alargar cada una de las embestidas de un toro que nunca acabó de entregarse a su templada y recia muleta.

A la hora de matar no consiguió repetir la soberbia estocada que recetó al toro anterior, y echó por la borda todo ese esfuerzo que había hecho. De cualquier manera, la gente le aplaudió en franco reconocimiento a una entrega que está tocada de ambición, en una plaza donde tiene bien ganado un acreditado cartel.

Diego Silveti hizo una primera faena aseada ante un toro noble que se apagó muy pronto, situación que no le permitió conectar con el público a pesar de que procuró hacer las cosas bien.

En el quinto, un toro berrendo, bajito y agradable por delante, Silveti trató de hacerle fiestas sin conseguir los resultados esperados, pues el de Pozo Hondo terminó defendiéndose.

En el momento de entrar a matar lo citó a recibir hasta en dos ocasiones fallidas, antes de colocar una media estocada que fue suficiente para concluir con una actuación que no tuvo calado entre la gente, y que sucedió de manera paralela a esa rivalidad directa, y evidente, que se desarrolló entre Joselito Adame y Sergio Flores, y en la que Silveti resultó ser, el día de hoy, un simple convidado de piedra.

La salida a hombros de José en esta emblemática fecha del 16 de septiembre es un fiel recordatorio de que en Zacatecas se celebran las Fiestas Patrias con una emoción especial, y hoy no fue la excepción. Ahora habrá que esperar la última corrida, la del domingo 22 de septiembre, con la ilusión de ver un gran cierre de un ciclo que ha dejado varios hechos para el recuerdo, y distintas lecturas para la reflexión.

Ficha
Zacatecas, Zac.- Plaza Monumental. Casi lleno en tarde agradable. Toros de Pozo Hondo, bien presentados, de variado comportamiento, de los que destacó el 1o. por su clase, premiado con arrastre lento. Pesos: 556, 487, 482, 481, 475, 531 kilos. Joselito Adame (salmón y oro): Palmas y dos orejas con ligeras protestas. Diego Silveti (blanco y plata): Silencio en su lote. Sergio Flores (vainilla y azabache), que sustituía a Arturo Macías: Oreja y silencio. Incidencias: Destacó en varas César Morales, que pico bien al 1o. Y en banderillas, Gustavo Campos, que saludó en el 3o. Al finalizar el paseíllo se tributó un minuto de aplausos a la memoria de Luis Rodríguez, mozo de espadas de Diego Silveti, fallecido en días recientes.


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