El pintor colombiano está muy contento con el resultado de su trabajo artístico, que lo obligó a estar metido en su estudio varios meses para terminar las 25 obras que puso a la vista del público, mismas que tuvieron una gran respuesta de parte de la gente, además de los amigos, familiares y profesionales del toro que se dieron cita para verla.

"Pensé que los cuadros de formato más grande no iban a tener salida, pues aquí casi siempre tienen mejor resultado los óleos pequeños. Pero me sorprendió que también se vendieron, y cuando uno monta una exposición como ésta la intención es que la obra no sólo sea admirada por la gente que viene a la feria, sino también que sea llevada a distintos lugares donde vive la gente que la compra". Ahí reside parte del éxito de nuestro trabajo", comentó.

Una vez finalizada la feria de Mont de Marsan, Diego regresó a su domicilio de Saint-Martin-de-Hinz, donde vive desde hace varios años y tiene instalado su estudio, con la finalidad de continuar con este apasionante trabajo del que siempre aprende algo nuevo que le motiva a seguir adelante.