El gran triunfador de la tarde fue Iñaki Bernus al desorejar al cuarto novillo "Golfo" al que recibió con una larga cambiada de rodillas para después lancear a la verónica. Con la muleta realizó una faena de menos a más; poco a poco fue tomando la distancia del noble novillo hasta que logró correrle la mano y conjuntar series de muletazos de buena factura sobre todo por el pitón derecho.

Se le vio sello propio y sobre todo cabeza para entender y desarrollar el toreo. Mató de una entera en buen sitio que le valió el premio de las dos orejas. Al novillo se le concedió vuelta al ruedo quizá no merecida, el arrastre lento era suficiente. 

Cristian Antar cortó una oreja a "Mano negra" premio que excesivo por parte de la autoridad pues no existió la petición. El novillero recibió con buenos lances a pies juntos al de la vacada de Los García. Con la muleta se le vio con más voluntad que cabeza. 

El novillo fue bueno por el pitón derecho pero no logró ligar las series. Nunca dio una buena tanda sino pases aislados y carentes de temple. Intentó hacerle faena por el infumable pitón izquierdo que en cada remate avisaba que no quería nada por ese lado. Mató de un tercio de acero en la yema; ahí donde se hace daño  a los toros. Si bien es cierto el toro cayó sin puntilla, el público en ningún momento sacó el pañuelo y se le concedió la oreja.

Cayetano Delgado salió al tercio con el que abrió plaza "Manirroto" al que recibió a porta gayola en los medios. Al joven novillero se le vio voluntarioso. Hizo un quite variado y puso banderillas. Con la muleta igual, voluntad pero todo quedó en eso, en voluntad. 

Tenía enfrente  a un gran novillo excelentemente picado por Joaquín Hernández "El Chivas" quién con una buena vara dejó bien medido y templado a un enemigo que tenía colgadas las orejas con alfileres. Mató después de varios pinchazos y salió al tercio a recibir palma. A la autoridad le pasó de noche la calidad del novillo.

Por su parte el tlaxcalteca Alberto Ortega, se le vio voluntarioso y puesto ante un buen novillo "Trasquito" al que recibió de rodillas pegado a tablas con una larga afarolada para después lancear a la verónica. Con la muleta realizó una faena donde se le vio desenvuelto y puesto con el novillo, al que le dio sus pausas y le tomó la distancia correcta para hilvanar una faena de calidad; desafortunadamente falló en repetidas ocasiones con el acero y todo quedó en silencio.