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César Rincón en su faceta de ganadero

Miércoles, 29 May 2019    CDMX    Óskar Ruizesparza | Especial     
Cumple 20 años como criador de bravo con su hierro de El Torreón
Desde hace más de 20 años, el maestro César Rincón se convirtió en ganadero de bravo cuando adquirió la ganadería de El Torreón, y fue así como comenzó esta andadura en el campo que años después traspasó también a tierras colombianas, donde fundó la divisa de Las Ventas del Espíritu Santo.

Han sido dos décadas de intenso trabajo que en su día compaginó con su carrera taurina, la que había detonado en la mismísima plaza de Madrid en 1991. Y una vez superada la afección de hepatitis que lo mantuvo varios años retirado, regresó a los ruedos algunas temporadas antes de poner fin a una brillante carrera taurina que goza del respeto y la admiración de todo mundo.

En estos días de ajetreo alrededor de la plaza venteña, el maestro hizo una atenta invitación al ganadero y empresario Juan Pablo Corona y a su hijo del mismo nombre, para acudir a la finca extremeña donde pasta su ganado de encaste Domecq, en un día campero inolvidable que incluyo la realización de una tienta de hembras en la finca de Santa Cruz de la Sierra, provincia de Cáceres.

Ahí fuimos recibidos por su gentil esposa, Natalia Lorente, que se encargó de que nada hiciera falta durante este día en el que apreciamos las cuatro cabezas de Puerta Grande consecutivas que el maestro conserva de aquella temporada en Las Ventas, así como otros objetos que dan cuenta de su grandeza en los ruedos.

La tienta fue dirigida por el propio César, que atesora un enorme sentido de lo que debe de ser el toro bravo. Los encargados de torear fueron los matadores Emilio de Justo, David Martín Escudero y Tomás Angulo, así como el aprendiz de novillero César Fernández, hijo de Roberto Fernández "El Quitos", que pretende seguir los pasos de su padre.

Y en este paso a las nuevas generaciones también se dio "las tres" el joven matador Santiago Viloria, hijo del picador Luis Viloria, que militó en la cuadrilla del maestro César durante tantas temporadas, y que este soleado mediodía se encargó de probar la bravura de las becerras en el caballo.

La calidad del ganado fue evidente, y este laboratorio de bravura se vio compensado con esas embestidas profundas y humilladas de varias de las becerras que fueron probadas durante la tienta que fue exigente en distinta medida para sus lidiadores que disfrutaron mucho este gran entrenamiento en el campo.

Escuchar hablar de toros a César Rincón es una auténtica delicia, además de su trato afable y su reconocida sencillez que lo enaltece. Muchas gracias, maestro, por el aprendizaje recibido este día en su casa ganadera.


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