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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 11 Abr 2019    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
"...las empresas contratan al que vale, al que interesa al público..."
El reclamo hecho el miércoles pasado por los toreros zacatecanos al gobernador Alejandro Tello es válido, desde luego. Tanto como el que en un momento dado también podrían hacer a sus respectivos mandatarios los toreros de Jalisco, los de Hidalgo, o los de la Ciudad de México, para no ir tan lejos.

De los puntos que tocaron, quizá el más llamativo es el que se refiere a la desaparición de la escuela taurina, o el otro acerca de la ausencia de novilladas en la monumental de cantera rosa. Sin embargo, ¿qué puede hacer el gobernador Tello al respecto? Solamente escucharlos… y poco más.

Y no porque no tenga voluntad de ayudarlos, sino porque él no puede obligar a ninguna empresa taurina a que los contrate, ni siquiera a las que dan toros en el territorio zacatecano que está bajo su administración.

Quizá una solución salomónica sería sugerir que se organice una corrida con los siete toreros inconformes, a ver si alguno saca la cabeza. Pero eso ya se ha hecho en otras ocasiones y, lamentablemente, no ha pasado nada.

De los siete matadores en cuestión, varios han hecho su lucha donde han podido, lo mismo que la hacen otros en absoluto silencio, a veces soportando injusticias, vejaciones y desprecio, en distintos estados del país. Pero eso no es nuevo. Eso ha existido con la fiesta de los toros desde tiempo inmemorial. Aquí y allá. En todos lados.

¿Qué se pretende con haber lanzado esta queja pública? Ganar notoriedad, por supuesto, y ejercer una presión mediática que no llega siquiera a eso, pues de poco sirve cuando el sistema funciona de una manera en que la solución no está en demandar a las autoridades un apoyo equivocado, pues resolver esta problemática está fuera de su alcance, y además no le compete. Y tampoco los han contratado otras empresas del país, salvo en contadas ocasiones.

El que más toreó en 2018 fue Antonio Romero, que sumó cinco corridas. Le sigue César Montes, que participó en cuatro, las mismas tardes que Edgar Badillo. Jorge Delijorge se vistió de luces tres veces, por dos de Platerito, mientras que Luis Ignacio Escobedo y Andrés Suárez del Real, solamente una.

Lo que sí se puede –y se debe– exigir a los gobiernos donde la fiesta de los toros se Patrimonio Cultural Inmaterial, como en Zacatecas, es que se promuevan y difundan los valores culturales de esta tradición, y que se procure que este patrimonio sea conservado. Pero de eso a pretender que el gobierno consiga contratos a los toreros, estamos hablando de una cosa muy distinta.

No hay que olvidar que vivimos inmersos en una sociedad de libre comercio donde se impone es la ley de la oferta y la demanda. Y no sólo en Zacatecas, sino en todo el planeta de los toros.

Al final, los empresarios contratan al que vale, al que interesa al público… o al que ellos apoderan, como lo hicieron en años pasados con determinados toreros de este grupo, sin que dieran los resultados esperados. Así de sencillo.


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