Una tarde marcada por la emoción se vivió en la Plaza de Toros de Ambato como cierre de la anual ferial de Nuestra Señora de la Merced, sentimientos resultado de la sorpresiva decisión del matador de toros ecuatoriano Mariano Cruz Ordoñez de poner fin a su carrera profesional tras la lidia del sexto toro de la tarde.

El festejo había transcurrido en un tono menor producto del comportamiento de los toros que condicionó el resultado artístico de una corrida que alcanzó sus mejores momentos durante la lidia del cuarto al que cortó una oreja el rejoneador Óscar Borjas, la inesperada retirada del compatriota y el premio que obtuviera Sebastián Castella de la res que cerró el espectáculo.

Con una interesante cantidad de público en las gradas, desde la hora meridiana se corrieron reses de las ganaderías de Mirafuente y Vista Hermosa justas de trapío y deslucido comportamiento, excepción hecha de los lidiados en tercer y séptimo lugar.

El jinete español se mostró voluntarioso y espectacular en la ejecución de las suertes del toreo a caballo, en especial con el segundo de su lote del que obtuvo un trofeo tras prender las banderillas con vistosidad y ejecutar la suerte suprema con eficacia. Conduciendo a los caballos "Manzanares" y "Chambao" entusiasmo a un público que miró con alegría la gestión del rejoneador.

Sebastián Castella no logró brillar con los toros que sorteó, sin embargo, en el lidiado en séptimo lugar público mostró su tauromaquia tanto de capote como de muleta para obtener una oreja.

El capítulo de mayor intensidad de la función se registró luego del sexto ejemplar correspondiente a Mariano Cruz Ordóñez quien al terminar su faena pidió que su padre le corte la coleta, acto simbólico con el cual el torero puso fin a su carrera profesional. Momento de máxima emoción que representa la despedida de un diestro que ha ocupado buena parte de la historia reciente de la fiesta de los toros de nuestro país. 

La personalidad, esfuerzo, sacrificios y capacidad de Cruz Ordóñez le abren al lidiador un espacio valioso en la memoria de los aficionados por  las dos décadas consagradas a honrar al toreo en las plazas de todo el mundo. Cruz Ordóñez se marchó del escenario cobijado por el publicó que le tributo una ovación cargada de admiración y gratitud.