En la fiesta de los toros, no hay casualidades. El triunfo de Javier Tapia "Calita" del 6 de enero en la plaza México es producto de un esfuerzo continuado y afortunada consecuencia de la vocación, del esfuerzo, disciplina y paciencia de un torero.

 

–Pues mira estuve en el 2015, tres cuatro meses, cuando la familia Corona me acogió como un hijo más. La verdad es que tengo muy gratos recuerdos. Y cuando me enteré que regresaba a la rueda de prensa de Tecolotlán y a torear, pues me llenó de satisfacción y por qué no decirlo, volver un poco aquellos momentos que no fueron fáciles.

Era una época en la que Javier Tapia estaba, lo que en el argot taurino se dice "en el dique seco"; donde nadie, o muy poca gente tenía confianza en él. Después de ese gran triunfo en la plaza México  ¿Cuáles son las sensaciones, ahora?

–Pues mira, la verdad que todo está ahora muy bonito Hasta se ve fácil la cosa, pero lo que hablo con mis apoderados, con mi gente, que realmente fácil ¡Nada! Ahora viene lo más complicado, pues vamos a empezar a competir con los toreros importantes del país, y con algunas figuras extranjeras, y el ponerte al tú por tú  con esa gente, no es nada sencillo. Por algo están donde están.Obviamente, yo siempre lo quise.

–Sé que lo difícil viene ahora. Que la dureza de no torear, que poca gente confiaba en mí, pues ya pasó. Ahora es cuando debo tener mayor compromiso y responsabilidad; pero a pesar que viene una parte muy difícil estoy dispuesto a afrontarla.

Y Javier Tapia está en San Constantino, ya con otras sensaciones, con otra manera de vivir ¿Cómo te sientes, cómo defines las sensaciones de ese tiempo, y cómo es ahora, en el mismo lugar?

–Por el trato, yo creo que es igual. Si alguien confió en mí. Si alguien creyó en mí en esos momentos tan duros fue la empresa Casa Toreros. Tanto Juan Pablo Corona, como Pablo Moreno, quienes durante un par de temporadas, me apoyaron y me dieron corridas. Desde ese momento me acogieron con gran cariño y con mucho apoyo. Ahora es igual; creo que no ha cambiado nada.

Hay un triunfo en la plaza México, pero ya pasó. Ahora hay que enfocarse en lo que viene. El lunes 4 de febrero tengo un compromiso importantísimo con figuras del toreo, y con la plaza llena.

–En mi vida cotidiana, nada. Sigo siendo la misma persona súper disciplinada. Lo que sí ha cambiado es la mentalización, el nivel de exigencia en mis entrenamientos. Soy consciente que viene una exigencia muy fuerte. Lo que intento es aumentar mis entrenamientos. Hacerlos más perfeccionistas; porque el nivel taurino hoy en día es impresionante. A final de cuentas soy un torero que ha toreado poco y voy a competir con toreros que han toreado muchísimo. Por ende llevo una disciplina y una preparación, aún más fuerte de la que tenía. 

–Cuenta mucho también la fortuna de tener a mis espaldas, un gran equipo de apoderamiento. Para mí, el mejor: el empresario José Luis Alatorre, quien está conmigo desde el año antepasado, cuando fui el triunfador de las corridas que él organizó en México, mis maestros taurinos, Germán Urueña y Christian Aparicio. Con ellos se ha conformado un equipo muy sólido.

Claro que el triunfo de La México me ha facilitado hacer tentaderos, y han salido bastantes fechas. En esa parte sí ha cambiado mucho mi vida.

–¡Sí hombre, claro! Mientras más triunfes, más complicado se pone. Porque me van a exigir más, van a medirme con otra vara. Pero es con lo que he soñado toda mi vida y comienzo a vivirlo. Al final los sueños se cumplen, pero a través de mucha disciplina, de mucha constancia, de mucha paciencia, porque si hay una palabra significativa en la carrera de Javier Tapia es esa: paciencia.

 

–La plaza México es la que da y quita. Ahora lo puedo comprobar. A partir de esa fecha ha habido ocasiones en que hasta se han empalmado fechas y tentaderos. Es bonito, porque todo tiene su recompensa.

¿Cómo ves a Javier Tapia en cinco años?

–Yo me veo en figura del toreo. Para eso vivo, para eso sueño, para eso me preparo. Estoy convencido que así será y espero en Dios que así sea.

– Al contrario, gracias a ustedes.