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Emotiva despedida de Garibay en León

Sábado, 02 Feb 2019    León, Gto.    Raúl Magos | Corresponsal          
El capitalino cortó dos orejas, por un rabo de Diego Silveti al sexto
La despedida de Ignacio Garibay en León fue muy emotiva, y tras cortar dos orejas compartió la salida a hombros  con Diego Silveti, que obtuvo un rabo, a lo largo de un festejo muy entretenido y que generó expectación ya que la plaza "La Luz" registró un lleno.

Y tras ver el cariño mostrado por la afición de León hacia Ignacio Garibay, no cabía mejor imagen que la del torero capitalino, avecindado en Querétaro, saliendo por la Puerta Grande luego de haber vivido una tarde llena de detalles que dieron una justa y merecida medida a su trayectoria y entrega en los ruedos.

Las dos orejas que le abrieron el cerrojo de la puerta grande llegaron en el quinto, un toro al que recibió con gusto a la verónica y al que quitó por chicuelinas. Inició de rodillas con la muleta, tras brindar a la empresa y cariñosamente al público, besando un puño de arena, aunque tuvo que ir recortando la distancia para que el toro decidiera la primera arrancada.

El toro fue a menos, rajándose, e Ignacio se puso en el sitio, recortando distancias y haciendo uso de recursos para entregarse sin reservas en su último toro en esta plaza. Tres cuartos de espada algo tendida fueron suficientes para que el toro doblara, y la gente pidió los trofeos para él.

Luego daría la vuelta al ruedo en un marco inmejorable, emotivo, con sus hijos acompañándolo y un mariachi en la zona de los medios interpretando "Las golondrinas", mientras cañones de confeti y fuegos artificiales iban acompañándolo en su recorrido por el redondel. Quién sabe si Ignacio imaginó tal escenario para despedirse de León. Pero quedó claro que lo disfrutó mucho.

Su segundo se despitorró tras evidenciar buenas condiciones en el saludo a la verónica. El que lo sustituyó tuvo menos prestaciones, suelto de salida e incierto en la muleta, por lo que Ignacio tuvo que porfiar para intentar meterlo en vereda. Fue aplaudido tras fallar con la espada. 

También abandonó a hombros la plaza Diego Silveti, que venía de sufrir la cornada de la Plaza México e hizo el esfuerzo de presentarse en León. Cortó los máximos trofeos del sexto, al que saludó con buen gusto a la verónica y quitó por gaoneras tras un picotazo de trámite en el caballo.

Más tarde inició por alto su trasteo muleteril, con el toro mostrando la fuerza justa, y cierto que el toro tuvo voluntad de embestir y buen estilo por el pitón derecho, aunque llevando la cara a media altura y faltándole mayor transmisión en las embestidas.

Diego abrochó la faena por ajustadas bernadinas, justo antes de dejar una estocada entera y contraria, que fue suficiente. Vendrían después las decisiones del palco, quizás para poner la guinda y dejar a todos contentos en el final de feria, sacando a la par un pañuelo verde para conceder el rabo del toro y un anuncio de vuelta al ruedo a los restos del ejemplar. La gente lo celebró con euforia triunfalista, como se dice, para qué no es más que la pura verdad.

Al tercero lo toreó de manera muy templada con el capote, por delantales, y lució también en el quite por tafalleras. Otro toro con la fuerza medida pero con estilo, y que también recibió un picotazo en el caballo. Había que hacerle las cosas con tiento, y Diego lo entendió bien por ambos lados. La espada le hizo perder la opción de obtener algún trofeo, pero fue ovacionado.

Pablo Hermoso de Mendoza, que sigue con su cartel intacto en León, pudo haber obtenido algún trofeo en el cuarto, al que pasó con un solo rejón de castigo por sus fuerzas justas, perdiendo incluso las manos antes de las banderillas.

El momento álgido de su faena llegó cuanto, tras una banderilla intentó dar un giro en la cara del toro, en un espacio reducido y quedando a merced la cabalgadura, pudiendo recomponer la escena y volviéndolo a intentar, igual de manera ajustada pero logrando el giro de manera emocionante. Logró el par a dos manos en la misma puerta de toriles, aunque falló en el primer intento con el rejón de muerte, y tras dejar un rejón trasero, tuvo que hacer uso del descabello. Al final fue aplaudido, con la gente pidiendo el regalo, que no llegó.

A su primero le colocó dos rejones, aun cuando el toro tampoco estaba muy sobrado, pero que tenía voluntad de embestir. Lo mejor fueron los galopes a dos pistas, cambiando el perfil del caballo en la cara del toro, así como los cambios hacia adentro. El toro fue a menos y para más inri tampoco estuvo acertado en el primer intento con el rejón de muerte, por lo que escuchó cierta división de opiniones, también con esa escena un tanto cuestionable –en ambas partes– de encararse con cierto sector de la plaza. Pero seguro que a la próxima vez que se le anuncie, volverá a llevar gente a la plaza. Eso es de figura, no hay duda.

Al final la foto con Ignacio Garibay, acompañado por Diego Silveti en la salida a hombros, le dieron un toque festivo que la gente disfrutó para darle el cerrojazo a la feria. También se sumó al carro de los triunfadores el matador retirado y ganadero Javier Bernaldo.

Ficha
León, Gto.- Plaza "La Luz". Sexta y última corrida de feria. Lleno en tarde agradable. Toros de Bernaldo de Quirós (el 2o., sobrero sustituto de uno que se despitorró), disparejos en presentación y juego, de los que sobresalió el 6o., que fue premiado con la vuelta al ruedo. El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza: División y palmas. Ignacio Garibay: Palmas y dos orejas. Diego Silveti: Ovación y dos orejas y rabo. Incidencias: Al final de la lidia del 6o., el ganadero Javier Bernaldo dio un vuelta al ruedo con Silveti y también acompañó a los toreros en la salida a hombros. Al romper el paseíllo el Centro Taurino de León entregó un reconocimiento a Garibay por su trayectoria.


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