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Intensidad y valor

Domingo, 30 Dic 2018    CDMX    Juan Antonio de Labra | Foto: Hidalgo           
Jorge Hernández y Emiliano Gamero cortaron sendas orejas en México
La corrida de rejones debe continuar posicionándose en la Temporada Grande de la Plaza México como un evento alternativo que, si contara con la presencia de una figura extranjera, resultaría cada vez más rentable, pues es evidente que este tipo de espectáculo sí le interesa al público que por estas fechas viene por las vacaciones a la capital del país.

Y prueba de ello fue la aceptable entrada que registraron los tendidos del coso de Insurgentes en este último domingo del año, para ver un cartel conformado por los mexicanos Jorge Hernández Gárate y Emiliano Gamero, así como el colombiano Andrés Rozo, quienes lidiaron toros de la ganadería de otro torero -a pie y a caballo- llamado Enrique Fraga.

Si a ello sumamos la presencia del grupo portugués de los Forcados de Montemor, y de los Forcados de Mazatlán, la variedad del festejo estaba garantizada para que la gente viviera muchas emociones que, en gran medida, aportaron los toros de encaste Domecq del hierro de Enrique Fraga, que envió un lote bien presentado, con varios toros de nota alta, especialmente los de Rozo, y un par más que se prestaron al lucimiento.

Así las cosas, la corrida comenzó con una entonada actuación del torero de dinastía, Jorge Hernández, cuyo padre y abuelo también torearon en este escenario, lo que representa un caso único en la historia del toreo en México. Con estos antecedentes, y una sólida madurez a cuestas, el rejoneador potosino demostró que se encuentra en el mejor momento de su carrera, tal y como lo demostró al lidiar a ese toro que abrió plaza, que se movía con un punto de violencia y no era nada fácil.

Fue una pena que no consiguiera redondear su entonada faena con el rejón de muerte, pues había estado poderoso y torero en distintos pasajes de la lidia en la que brillo su toreo de costado y dos recreadas banderillas al violín que levantaron ovaciones en el tendido.

Consciente de que no podía dejarse nada en el tintero, Jorge volvió a estar muy centrado con el cuarto de la tarde, y realizó excelentes detalles montando a "Valladolid", una de las estrellas de su cuadra, así como con un caballo del hierro de Diego Ventura con el que clavó banderillas cortas antes de dar muerte a un toro que fue noble, y al que le tumbó una merecida oreja.

Emiliano Gamero pechó con el lote más complicado del encierro. No obstante, se afanó en encelar al distraído segundo, al que metió en los “vuelos de sus caballos”, si acaso cabe esta expresión, para inventarse una faena que malogró con el rejón de muerte.

En el quinto, que era un toro basto y distraído, Emiliano acabó haciéndole fiestas a base de recursos y entrega, con varios momentos lucidos montando a "Dejavú" y a "Glamour". Y como ahora sí estuvo eficaz con el rejón de muerte, se le pidió la oreja que le fue concedida en medio de la algarabía de un público entusiasta que gozó con una actuación plagada de chispa.

A pesar de que no ha toreado mucho, Andrés Rozo tuvo una presentación interesante, yendo siempre de menos a más con un magnífico lote compuesto por un primer toro que tuvo clase, y otro que embistió con alegría y transmisión. Y aunque parecía que en determinados momentos podía perder la brújula, las prestaciones de una cuadra tan bien adiestrada (de la yeguada del Centro Caballar Los Azulejos, propiedad del rejoneador retirado Paco Barona), acabó entusiasmando al público con su sinceridad y su entrega. Seguramente, si le brindaran más oportunidades, su toreo ganaría en expresión.

Mención especial merecen los dos grupos de forcados que actuaron en este festejo, pues rivalizaron a tope, y quedó bien diferenciado el recio estilo portugués para pegar a los toros, así como el cadencioso de los mazatlecos, que desde hace varios años son el grupo líder de un país donde hay más de 100 forcados en activo.

El grupo más antiguo -el que vino de Portugal- fue el primero en intervenir con una pega valerosa al segundo intento, a cargo de Francisco Borges, pues ése fue el toro más complicado de todos para esta labor.

Delante de los ejemplares corridos en tercer y quinto lugar los Forcados de Montemor volvieron a entusiasmar al público con sendas pegas realizadas por Joao Da Camara y Francisco Barreto. Ambas se hicieron con idéntico arrojo y emoción.

Los Forcados Mazatlecos hicieron valer su jerarquía en la Plaza México, y fue René Tirado, su cabo, el que puso el ejemplo con la primera pega al segundo toro de la corrida. Más tarde, su hermano Carlos también cuajó una pega magnífica y, por último, otro miembro del grupo, en este caso Hiram Gallardo, se dejó llegar mucho la alegre y pronta embestida del sexto para pegarlo con gran conocimiento de causa.

Los forcados de los dos grupos dieron varias vueltas al ruedo por invitación de los rejoneadores, y así fue como la gente aplaudió sus valientes intervenciones en esta impactante vertiente de la tauromaquia que en México ya puede ser considerada como una tradición de 40 años, en la que han brillado muchos a lo largo del tiempo.

Y estas pegas fueron el extra que la gente disfrutó en una tarde diferente, cargada de intensidad y valor para despedir a 2018 que brindó la oportunidad a uno de los dos sobresalientes de la corrida, en este caso a Paulo Campero, realizar un magnífico quite por caleserinas al sexto toros de la tarde, pues se echó el capote a la espalda con enjundia y se quedó quieto en unos lances acompasados que levantaron otra de las ovaciones más significativas de esta interesante corrida.

Ficha
Ciudad de México.- Plaza México. Novena corrida de la Temporada Grande. Menos de un cuarto de entrada (unas 7 mil personas) en tarde fresca. Toros de Enrique Fraga, bien presentados, de variado comportamiento, de los que destacó el 3o. por su calidad y el 6o. por su bravura. El 1o. fue premiado con un arrastre lento desmedido. Pesos: 527, 505, 501, 502, 492 y 498 kilos. Jorge Hernández Gárate: División y oreja. Emiliano Gamero: Vuelta con protestas tras aviso y oreja. Andrés Rozo: Vuelta tras petición y ovación. Incidencias: Salieron como sobresalientes los matadores Pablo Samperio y Paulo Campero.


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