Se cumplieron cuarenta años de que se inaugurara la plaza de toros monumental "Vicente Segura", de la ciudad de Pachuca, capital del estado de Hidalgo, y que en aquel momento, el cronista Cutberto Pérez "Tapabocas", dijo en el diario deportivo Ovaciones: "…la plaza de Pachuca es una plaza tan grande, que difícilmente algún día la verán llena", y es que, ciertamente, en esa primera corrida, aunque se trataba de un cartel estelar, compuesto por Manolo Martínez, Curro Rivera y Jorge Gutiérrez, con toros de Garfias, no se llenó en su totalidad, pero su predicción ha fallado, ya que este coso emblemático dentro del calendario taurino mexicano, sí ha tenido varios llenos.

En el año de 1978, cabe decir, se sucedieron cuatro acontecimientos significativos para la Fiesta de los toros en México, como fueron: la alternativa del maestro, hidalguense además, Jorge Gutiérrez, justamente un día 11, pero del mes de febrero, en la monumental Plaza México, con el mismo cartel de la inauguración de la plaza de Pachuca; un 15 de enero debutó el primer grupo de forcados, el de México, se presentó en Tenango del Valle, estado de México, y el 19 de noviembre, la alternativa del maestro Gerardo Trueba en la monumental de Zacatecas, estrenando la misma en Pachuca al día siguiente, día 20.

La plaza de toros de Pachuca, en los primeros tres años, no tuvo el nombre del primer torero pachuqueño, Vicente Segura, fue hasta 1981 cuando se "bautizó" con este nombre. Los festejos, antes de la construcción del inmueble, se celebraron en el hoy desaparecido lienzo charro "Nicolás Romero", donde por cierto, dos rejoneadores, tomaron la alternativa: Alfredo Urra y el doctor Carlos Escalante, en 1976 y 1977 respectivamente, siendo ya desde entonces empresario el siempre añorado y visionario don Jesús Arroyo Aguirre.

La estética de la plaza fue tomada de cuando su arquitecto, el también gobernador del estado de Hidalgo, Javier Rojo Lugo, viajó por España y vio cómo eran aquellos cosos, así que, basado en ello, inspiró en parte su diseño. De la misma manera, en los primeros años, la plaza monumental de Pachuca tenía una arquería casi a modo de ventanas, en la parte superior, pero apenas tiempo después, en virtud de los aires casi frecuentes que se dejan sentir después de la cinco de la tarde en esta ciudad, optaron por cancelarlas, ante la teoría de que por ahí se "encajonaba" el viento estropeando las faenas de los toreros, situación que a la postre se ha desmentido, pues cuando sopla el aire, hace de las suyas aún sin esos estéticos arcos al pasar de los años.

La feria de Pachuca también se ha movido en tres ocasiones: en la década de los setenta fue en el mes de noviembre, bajo el lema de Feria Internacional del Caballo. A principios de los años ochenta, es decir, 1981 y 82 se celebró en abril, hasta que en 1987 culminó en su celebración en el mes de octubre, en honor de las fiestas patronales de san Francisco.

Cabe notar, y destacar, que en el año 1979 se celebraron ni más ni menos que diez festejos, y los primeros toreros españoles en pisar este coso fueron Manuel Ruiz "Manili", Curro Romero y Antonio Chenel "Antoñete".

En aquel entonces había incluso un dicho que rezaba: "la plaza de toros es de cualquier parte menos de Pachuca", por su lejanía, ya que son nueve kilómetros los que hay de donde finalizaba entonces la ciudad hasta el inmueble, ya posteriormente, en 1985, se edificó el hospital del ISSSTE, poblándose en los alrededores, lo que ayudó a que hubiera transporte y que la mancha urbana llegara allende de la plaza.

El problema de las inundaciones en el coso pachuqueño se debe a que, cuando se construyó, no había drenaje donde desahogar porque la ciudad no había llegado hasta allá, así que las aguas de los escasos pero "sustanciosos" aguaceros que azotaban a la ciudad, se quedaban ahí hasta que se desahogaban con una bomba que proporcionaban los bomberos, siendo hasta la década del dos mil cuando se ha hecho algo al respecto.

No no habría estado mal, que la efeméride se conmemorara con algún festejo, pero desde esta tribuna, al menos, hacemos esta brevísima remembranza, de uno de los cosos más bonitos de la república, no así prestigiados, dados los acontecimientos sucedidos en la última década.