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Ferrera y El Payo cortan oreja en GDL

Domingo, 21 Oct 2018    Guadalajara, Jal.    Felipe Aceves | Foto: Sierra           
Antonio Ferrera gustó al público tapatío en esta presentación
Hay algunas cosas que a los aficionados tapatíos, no gustan: los toreros que se arrodillan para vender espejitos, y la lluvia. Ya sea previa o durante. Hoy hubo de las dos. Antes, y durante. La de antes intimidó mucha clientela, pero la llovizna que se vino durante el festejo, particularmente la que apretó en la faena de Antonio Ferrera al cuarto de la tarde encontró en los tendidos a muchos buenos aficionados, que no se movieron. Y es que la faena del hispano tuvo un interés alto.

Todos sabíamos que no sería de lucimiento. "Venadito" de Villa Carmela, un negro entrepelado, bien puesto por delante, con trapío y buena crianza, desde que saltó al ruedo cantó su bravura. Esa, en la Nuevo Progreso, nadie queremos perdérnosla. La lidia con la capa fue eso, precisamente: lidia. Brega inteligente, dominante, torera. Salieron al ruedo los de aúpa y allí vino un pasaje por demás emocionante.

El astado era retenido en un burladero; pero en cuanto se enteró del caballo que se colocó a la contra querencia, se arrancó tan fuerte como un ferrocarril. Las cuadrillas pudieron cortarlo un poco. Sólo un poco. Allá fue otra vez el de Villa Carmela a meter con fuerza los riñones. Alfredo Ruiz "El Miura", piquero tijuanense aguantó a brazo firme la acometida moviendo con la mano izquierda a su montura.
 
Cuando concluyó la suerte, estalló una soberbia ovación que, junto con una diana desde las alturas acompañó al varilarguero hasta que, por dentro del ruedo abandonó la arena. Claro, cuando el espada cogió la muleta invitó al piquero a salir al tercio. Cosas que poco veo en otras plazas, donde les gusta pitar a los montados. Aquí los aplaudimos y los ovacionamos cuando la ocasión lo amerita.

El toro, a gritos pedía el carnet, pero el hispano lo tenía dentro del bolsillo. Llevó al astado con su muleta por delante en los primeros compases. El toro no se entregó. Cada pase tuvo aroma a convicción, a seguridad, a cloroformo. No desarrolló sentido, pero tampoco permitió nada que no fuese toreo firme. Lástima que se distrajera el toro a la hora de oficiar Antonio con el acero, y pinchó una estocada trasera que no hizo efecto. Se requirió de la de cruceta y escuchó un aviso. El matador cayó de pie.

Con el primero de la tarde, los tapatíos no se la pusieron fácil. Observaron en silencio analítico la labor con la capa, que fue de tanteo, rematada con una media pinturera que arrancó la primera muestra de aceptación de la parroquia. Falto aún de fijeza –ya sabemos que los toros mexicanos suelen ser abantos– en el segundo tercio, para la faena de muleta, llevó por delante al toro hasta los medios, para abrochar con un trincherazo meter en la canasta a "Faraón" y descubrirnos el amplio recorrido.
 
Ahí rompió la plaza. Vino una tanda por derecha para centrarse y las que le siguieron fueron para templar y recrearse. Intentos por el izquierdo, pero el derecho era el lado mejor. Vinieron más tandas por ese lado, en las que se prodigaron los de mano baja y el relajamiento de Ferrera.

Vino el clímax con una dosantina redonda en trazo y ejecución, a la que le siguió un derechazo más redondo que el globo terráqueo, con cambio de mano por la espalda ligado con la izquierda por bajo, abrochado con barrer de los lomos.

El de Villa Carmela tenía el hocico apretado. Había que continuar. Cuando Ferrera volvió a la cara, por un instante perdió la distancia y el ritmo del toro, pero la recuperó enseguida. “Faraón” estaba listo para el toreo a la mexicana. Ese lentísimo ritmo en la embestida con entrega; pero Antonio ejecutó detalles de pinturería, sí. 

De muy buen gusto, sí. De buen torero, sí; pero no de esa expresión que lo pondría en la exigua lista de los espadas extranjeros más queridos. No es cosa fácil. Como se expresaba Manuel Benítez del toro mexicano "Cómo tardan en pasar". Media traserilla, aplausos al toro por su muerte de bravo, y una oreja bien merecida.

¡Qué bien ha estado Octavio García "El Payo" con "Luna Roja"!, un precioso colorado ojinegro, segundo de la tarde. De recibo, un par de lances de tanteo, a los que siguieron cuatro verónicas bien toreadas con sabrosura y rematadas con una media pinturera. En el tercio de muerte toreo por bajo, con la rodilla flexionada, hasta llegar al terreno del tercio cambiarse la muleta a la zurda y rematar con uno de pecho. Fuertes oles. A una buena serie templada con la diestra, le siguió otra de mejor factura, en la que se cambió la muleta por la espalda, para ligar el de pecho.

Vino otra, aún mejor. Muletazos templados por derecha, que se eslabonaban unos con otros sin pausa entre ellos, con el relajamiento propio de un torero maduro y cuajado. El lado izquierdo, no era el de mejor embestida, pero aun así cuajó una serie con temple y buen gusto. Faena larga que todos agradecimos. El colofón no podía ser mejor. Hace tiempo que no veía andarle a los toros, como hoy lo hizo Octavio García. Ese llevar al toro por delante en muletazos por abajo y dejarlo colocado para la suerte contraria. Una oreja para el queretano y aplausos para el toro.

El segundo de su lote, con la mala suerte que se descornó en un burladero, y al sustituto, le vino de peso la romana que marcó 565 kilos. Se quedó corto, y su anatomía no aguantó tanto volumen, se quedaba corto y se ponía hasta andarín por momentos. Pinchazo y entera.

Luis David Adame pechó con lo menos potable y también con la mala suerte. El bravísimo primero de su lote, aplaudido de salida, se estrelló aparatosamente contra el burladero de matadores. Salió rebotado para desplomarse. Se levantó, para caer de nuevo. La sangre brava lo impulsó a incorporarse de nuevo. 

Hizo el borrachito y se quedó parado. De inmediato, el palco ordenó el reemplazo. Pero mientras se daba suelta a la parada de cabestros, se recuperó "Duende" y comenzó a embestir de muy largo y como si nada hubiera pasado. Así que el palco –digo yo– con acierto hizo mutis y permitió que siguiera la lidia, desgraciadamente –no estaba en el script– el toro se estrelló contra otro burladero y se partió el pitón izquierdo. Lástima. Ni el reemplazo, al que con mucho empeño consiguió extraer series de mucho mérito, ni el que cerró plaza funcionaron a plenitud.

Para el domingo próximo, se anuncian dos toros de San Isidro para el rejoneador Andy Cartagena, y cuatro de Montecristo para la despedida de Ignacio Garibay, y la comparecencia de Fabián Barba. Confiemos en que Tláloc y San Pedro, ya se pongan en paz.

Ficha
Guadalajara, Jal.- Plaza "Nuevo Progreso". Poco menos de media entrada en tarde nublada, con llovizna ligera hasta más avanzada la mitad del festejo. Toros de Villa Carmela (3o. y 5o. sobreros sustitutos de dos que se lesionaron), bien presentados, parejos en tipo, bravos en varas y de variado comportamiento en la muleta, de los que destacó el 2o. Pesos: 520, 510, 505, 500, 530, 520, 565, 535. Antonio Ferrera (tabaco y oro): Oreja tras aviso y silencio tras aviso. Octavio García "El Payo" (obispo y oro): Oreja y silencio. Luis David: Silencio en su lote. Incidencias: Destacó en varas el picador Alfredo Ruiz "El Miura", que colocó un soberbio puyazo al 4o. y fue llamado a saludar una ovación en el tercio. El 3o. se estrelló de salida contra el burladero de matadores y luego se partió el pitón izquierdo al rematar en otro burladero. Y el 5o. también remató en tablas y se partió un pitón.


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