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Calita corta oreja y cae herido en Pachuca

Sábado, 20 Oct 2018    Pachuca, Hgo.    César Montes | Corresponsal           
Vivió la cara y la cruz durante la lidia de su segundo toro
Merced de su pundonor y entrega, Ernesto Javier "Calita" cortó una oreja de peso y de valor, ya que después de una cornada, se quedó a hacerle faena a un toro que, a base de entenderlo y darle ventajas para que embistiera, logró momentos que la asistencia le reconoció, en lo que ha sido la segunda (y última), corrida de la Feria de Pachuca.

Begoña vino por última vez al coso "Vicente Segura" en el año 2007, tarde en la que se presentó Ortega Cano. En cuanto a la entrada en la monumental pachuqueña, se cumplió el pronóstico de los escasos aficionados, pues, aunque se trataba de un cartel de toreros con futuro, al aficionado entendido de esta ciudad no le decían mucho los nombres de los toreros que hoy mostraron su entrega.

Ernesto Javier "Calita" reapareció en este ruedo y lo hizo con su característica entrega y buenas maneras. Al toro con el que triunfó, decidió saludarlo con una larga de rodillas en los medios, pero le adelantó la suerte y el animal le pegó tremenda paliza, de la que sacó la cornada. Se picó el astado y el diestro, en una muestra de pundonor, regresó no solo a darle muerte sino a hacerle una faena valerosa, luego de doblarse con el burel. 

Estuvo firme, entregado, y lo que le hizo tuvo mérito, ya que el animal, si bien fue de los toros que repitieron, aunque con la cara a media altura, exigiendo que le hicieran bien las cosas. Su trasteo, compuesto por buenos naturales, calaron en el respetable, y tras dejar media estocada en buen sitio, le fue concedida una oreja, más que merecida, que luego de pasearla, se dirigió a la enfermería a ser atendido.

Con el que abrió plaza estuvo muy bien al torear a la verónica, con un toro que no humillaba y que acometía echando las manos por delante. Llevó a la res con chicuelinas al paso al picador, donde protestó en su pelea. De muleta se dobló y su faena se basó por el pitón izquierdo, pues el toro, remolón, le costaba tomar el engaño por el pitón derecho. Fue sometiendo a la res, hasta que también le robó algunos derechazos, en los que tuvo media acometida con la cara a media altura. Lo lidió y mató de pinchazo hondo, pinchazo y bajonazo, escuchando algunas palmas, así como algunas incomprensibles al toro en el arrastre.

El otro triunfador fue el debutante Leo Valadez, que saludó al tercero, un espectacular castaño, con un farol de hinojos en los medios, optando por echarse a la arena ya que el animal solo le arrolló. De pie dibujó verónicas, dos de rodillas, para después quitar por zapopinas. 

Para regusto del público banderilleó, con un sesgo hacia dentro y dos cuarteos, llevando a "la española" los "pares hechos", lo que le dio espectacularidad, por lo que fue muy ovacionado. Inició su faena de rodillas por alto, y si bien el astado no pasaba completo, tuvo fijeza y cierta emotividad con diferencia del resto del encierro, en tanto que el torero, quizá digamos que el aire por momentos le molestó (que no era para tanto), le faltó estructurar más el trasteo y templar las acometidas, logrando entonces apenas pocos pases limpios, pero que a la gente le llegó. Mató de estocada contraria, con la que se pidió un trofeo, que el juez otorgó de manera benévola, escuchando el torero algunas protestas, por lo que optó por regalar el apéndice al público.

Con el que cerró plaza, destaca la buena vara que ejecutó Othón Salinas, que fue aplaudido. El torero quitó por chicuelinas, y nuevamente banderilleó, estando bullidor, por lo que le aplaudieron con fuerza. Con la muleta estuvo voluntarioso, y ante un astado que repetía, aunque lo hiciera sin ritmo y desacompasado, de mitad de faena en adelante ocurrió que entendió un poco más al animal, pegándole algunos pases estimables, que el corearon, aunque careciera en general estructura su labor. Dejó una estocada tendida apenas trasera que no tuvo efecto, por lo que recurrió al descabello, hasta que llegó a escuchar dos avisos.

Antonio Lomelín también reaparecía y se enfrentó al lote menos potable. Su primero fue complicado, un "crucigrama", primero porque hizo un mal primer tercio: era huidizo, sin fijeza y arrollando a los capotes. Estuvo bien en banderillas Sergio González, y con la muleta, luego de brindar al sector de los niños, se mostró tesonero frente a las embestidas deslucidas y descompuestas, robándole algunos muletazos estimables. Señaló un pinchazo y un bajonazo, para escuchar palmas.

Con el quinto tuvo la mala suerte de que el animal se diera tremendo volteretón en los primeros lances con el percal, mermándose sensiblemente, así que cuando llegó a la muleta, el burel se caía, topaba o se quedaba corto, abreviando el diestro inteligentemente, señalando dos pinchazos, escuchándose pitos en el arrastre al toro.

Y así terminó la segunda feria corta en la historia de la monumental "Vicente Segura", desde que en 1990 se registraron, como ahora, solamente dos festejos.

Ficha
Pachuca, Hgo. Segunda corrida de la Feria de San Francisco. Menos de un cuarto de entrada (unas mil 300 personas), en tarde nublada y fría. Cuatro toros de Begoña, uno de San Miguel de Mimiahuápam (1ro.), y otro de Santa Teresa (3o.), bien presentados, cinqueños, de poco juego en su conjunto, siendo más manejables 3o., 4o. y 6o. Pesos: 515, 506, 490, 535, 490 y 520 kilos. Ernesto Javier "Calita" (grana y oro): Ovación y oreja. Antonio Lomelín (azul noche y oro): Ovación  en su lote. Leo Valadez (burdeos y oro): Oreja con protestas y silencio tras dos avisos. Incidencias: Calita recibió una cornada durante la lidia de su segundo toro, y de acuerdo con el parte firmado por el doctor Francisco Chong, se trata de una: "Herida por cornada paralela en la región inguinal izquierda de 12 centímetros de longitud en sentido paralelo al sol inguinal izquierda,sin lesión del paquete neurovascular, destaca que la herida presenta tres trayectorias, una hacia arriba y afuera  de la cresta iliaca, antero superior izquierda; la segunda hacia abajo y adentro, rumbo al canal inguinal, y la tercera diseca el músculo y la aponeurosis  del cuadríceps, liberándola y disecándola 30 centímetros".


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