La corrida que se llevó a cabo en la legendaria plaza de toros de Cadereyta, deja a la empresa que lidera el matador de toros en retiro y rejoneador Joselito Ruiz, la experiencia de que en este verano el calor es inclemente y que la afición la piensa dos veces antes de salir de casa. 

Si a eso le agregamos que el futbol es religión en estos lares y que los dos equipos locales disputan sus encuentros a la misma hora del festejo, el resultado no puede ser otro que la afición no acuda en la medida que se espera. Aún así la plaza registró media entrada en los tendidos, el de sombra y muy poca en el de sol.

En materia taurina, el cartel estuvo compuesto por dos matadores de toros que, lamentablemente se han ido quedando en el camino, José Daniel Ayala e Isaac Leal Montalvo y uno más, Sergio Garza, quien por ser el de más reciente alternativa de los regios, vive más en el recuerdo inmediato de los aficionados.

Completó el festejo el rejoneador capitalino avecindado en Nuevo León, Pedro Louceiro y los Forcados de San Luis, ante un encierro muy bien presentado de Golondrinas, con complicaciones pero que dejaron estar a los toreros. Y esto de "estar" hay que verse.

Para los puristas, el toreo de los de a pie lo hizo Ayala; así de simple. Desde que se abrió de capa ante "Uñas negras", de presencia joven, cariavacado pero con una puntas de miedo, el regio salió dispuesto a ganarse las palmas y el trofeo en disputa, pero sobre todo a decirle a la afición que está dispuesto a ganarse un lugar en el escalafón a pesar de tener fácilmente más de 10 años de retiro, con alguno que otro festival en este lapso, que no le han redituado contratos más que festejos incruentos en Texas.

Danny, como se le conoce, es uno de esos casos extraños en que siendo un buen torero, un día dejó de estar en la mira de los empresarios y sus actuaciones fueron cada vez más esporádicas, hasta terminar los años sin actuaciones. Su deseo se mantuvo intacto y hoy, a sus 38 años de edad, espera que arrimándose a estos "en puntas" la suerte le sonría y vuelva a brillar en el firmamento.

Su actuación en Cadereyta fue torear "al natural", destacando unos pases para el recuerdo que para los más conocedores en la plaza, fueron los que valieron el boleto. Mató de entera desprendida y el juez Antonio Quiroga le concedió una oreja. En este el subalterno Edgar García Camacho se desmonteró al cubrir exitosamente el tercio de banderillas.

Isaac Leal, es otro de los locales a los que la suerte no le ha acompañado del todo. Exigirle estar bien, después de no torear nada, sería un insulto. El vecino de la Colonia Libertad, en Guadalupe, hizo lo que creyó lo mejor posible. Trató de agradar incluso cubriendo el segundo tercio, pero un sector del público estuvo en su contra. Para colmo falló con la espada al sepultar tres cuartos traserillos y caídos que no fue suficiente, intentó descabellar cuando desde el biombo le sonaron un aviso. Volvió a tomar la espada y en su desesperación, en mala hora, asestó un horrible metisaca, de suyo criticable, que provocó el derrame y una muerte lenta sobre sus cuatro patas al de Golondrinas que resistió como los bravos hasta el último aliento. Hubo palmas para el toro y apoyo dividido para el torero.

El tercer espada, Sergio Garza, se ha encontrado que el toreo tremendista es el que le da resultados en la galería. Trata de estar lo mas aseado con el percal y su clímax sube con las banderillas... una diana tras otra y el público de pie...

Antes, el toro ya había hecho lo suyo para prender el ambiente: un tumbo por demás espectacular a Lalo Rivera en el caballo, hizo que todo mundo se moviera de aquí para allá en su ayuda.

La faena de Garza tuvo interés. Tandas cortas de derechazos y molinetes de rodillas en los medios, ligando los muletazos, mantuvieron el animo de la afición y el romance con el torero, que se ha visto igual desde el día de su alternativa en diciembre antepasado.

Mató de pinchazo y entera y el juez le concedió las dos orejas, con lo que se proclamó como el triunfador del festejo.

Abrió plaza Pedro Louceiro, a caballo. Con "Grano de Oro" colocó dos rejones de castigo al toro "Tomatero", que lo dejaron a punto. Con "Magnum" adornó el morrillo con cuatro vistosas banderillas a una mano y remató con el tordillo "Corán" con dos palitroques más.

Finalmente sobre los lomos de "Fusileiro",  ejecutó la suerte suprema con el rejón de muerte, requiriendo dos viajes para liquidarlo y cortar una oreja. Louceiro viajará este lunes a Perú donde tendrá dos actuaciones este martes y miércoles.

Con él participaron los Forcados de San Luis que no tuvieron suerte en sus dos intentos de pega que hicieron. Previo al festejo la empresa le rindió un homenaje al primer novillero surgido de Cadereyta, Sergio de León "El Cade", quien recibió la ovación de la afición.