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Efemérides: La confirmación de JT en Madrid

Lunes, 14 May 2018    CDMX    Jorge Raúl Nacif | Foto: Canal +   
Con José Ortega Cano y de testigo Jesulín de Ubrique

El 14 de mayo de 1996 tuvo lugar el histórico acontecimiento de la confirmación de alternativa del maestro José Tomas en Las Ventas de Madrid, dentro de la Feria de San Isidro, efeméride que hoy recordamos en este espacio a 22 años de distancia.

Vestido de blanco y oro se presentó el de Galapagar como matador en Madrid, luego de tomar la alternativa en la Plaza México el 10 de diciembre de 1995, de manos de Jorge Gutiérrez y bajo el testimonio de Manolo Mejía, delante de un encierro de la ganadería de Xajay.

La confirmación de alternativa fue encabezada por José Ortega Cano, que le cedió a Tomás el toro "Jumito", de Jandilla, en presencia de Jesulín de Ubrique. El torero madrileño anduvo sereno delante de este ejemplar y, luego de concluir la lidia, saludó una sincera ovación desde el tercio.

Lo mejor vino ante el sexto de la tarde, pues José Tomás rayó a importante nivel y logró cortarle una oreja, la primera de su vida como matador en el coso de la calle de Alcalá, con base en quietud y un toreo de fina mano izquierda que dejó gratísimo sabor entre la afición que se dio cita.

De esta manera describió el cronista Joaquín Vidal la actuación de José Tomás en las páginas del diario El País:

"Confirmó la alternativa José Tomás y obtuvo un éxito legítimo: la oreja pedida por aclamación popular, el reconocimiento a su valor y a su torería. Confirmó la alternativa... Es decir: era nuevo en Madrid como matador. Y hubo que hacer las presentaciones: aquí un torero, aquí dos compañeros del taller.

"Más acertado hubiera sido decir dos vecinos del barrio, o dos conocidos, o mejor aún dos desconocidos, porque esos compañeros del taller y José Tomás no parecían dedicarse al mismo oficio.

"José Tomás toreaba con capote y con muleta. Él a lo suyo, que era dominar al toro, embeberlo en los engaños, arriesgar lo que fuera menester, ceñir las suertes -tal que en el toro de la confirmación- y, además, alcanzar el triunfo, poner de acuerdo al público novato y a la afición veterana en que, efectivamente, había allí un torero".

Posteriormente, y hacia el final del texto, Vidal escribió lo siguiente:

"Un repaso y un baño dio al final el, neófito a sus compañeros de taller, y bien merecido lo tenían. Impertérrito ante las embestidas inciertas y alguna colada escalofriante del sexto toro, José Tomás le fue desgranando una faena de menos a más, ligó una hermosura de naturales, otra de redondos, convirtió en estatuarias las manoletinas, entró a matar volcándose sobre el morrillo... Y la plaza fue un clamor. Había hecho su presentación un torero y la afición lo acogía con el júbilo que es propio de los grandes acontecimientos".


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