Con el pie derecho y gran éxito  arrancó la temporada taurina 2018 en la Plaza "Caliente", de Tijuana. Y es que en estos tiempos, al menos en México, ver colgado el cartel de no hay boletos en la taquilla de la plaza por un lado es raro y por otro es un aliciente para la Fiesta en esta ciudad.

La combinación prometía para ser la inauguración de la temporada, pues el navarro Pablo Hermoso de Mendoza siempre es una expectación y un tirón en la taquilla, pues así lo ha demostrado cada tarde que ha venido a la ciudad fronteriza.

Hermoso fue el triunfador de la tarde al cortarle las dos orejas al toro "Gracias" de la vacada de San Isidro, toro con el que el de Estella se mostró entregado y solvente en todo momento.

De salida y montando a "Barrabas" se rodó fácil y clavó dos rejones de castigo que dejaron en su punto al toro; y la emoción vino cuando montando a "Brindis" y "Berlín" clavó sendos pares de banderillas e hizo el toreo de costado para rematar con quiebros comprometidos pegado a tablas; después las cortas montando a "Bacano" y  la estocada algo trasera, pero de efectos rápidos.

El público pidió las orejas, que fueron concedidas por la autoridad. Al toro se le otorgó un arrastre lento, algo exagerado, ya que si bien es cierto el toro colaboró y fue siempre a la cabalgadura dejando estar a Hermoso, le faltó bravura. 

Con su primero, "Bienvenido2, de la ganadería de Marrón, estuvo decoroso, pero al toro le falto fuerza y bravura, y todo quedó en leves palmas.

Alfredo Ríos "El Conde"  se despidió de la ciudad de Tijuana, aunque cuando le había cortado una oreja al corrido en cuarto lugar, "Chamuco", de la ganadería de Guanamé, que fue emotivo y tuvo un muy buen pitón derecho, regaló un toro. 

Al de la oreja le realizó una faena  en la que desplantes y rodillas en tierra brillaron al mayoreo y lo mató de una estocada en el "hoyo de la agujas"; la autoridad de otorgó una oreja y dio vuelta al ruedo entre palmas y "Golondrinas".  

El torero se había despedido del público de la ciudad fronteriza y luego regaló un séptimo toro. Se fue en el cuarto y volvió en el séptimo, donde el tema no cobró altura. Con el que abrió plaza, "Tío", Alfredo había estado bien, dispuesto y solventando problemas con un toro débil que o transmitió y para colmo de males perdía las manos con facilidad.  Lo mató de senda estocada. Lo mejor que hizo El Conde,  sin duda alguna, fueron tres estocadas perfectas.

Antonio Lomelín pechó con dos toros de distinto corte pero con el mismo resultado. Su primero "Don Antonio" fue un toro manso, débil, que pasaba soso y sin emotividad. No se podía triunfar con eso y aunque estuvo bien plantado todo quedó en silencio por sus fallas con el acero. Con su segundo “Carnal” tampoco paso nada, el toro fue incierto y se acabó pronto y tampoco paso nada debido a sus fallas con el acero.