El hidrocálido Roberto Román se presentó en casa, con su gente y en su plaza, y no pudo haber sido de mejor manera que con un triunfo importante que viene a ratificar  el buen momento que goza éste joven torero, dentro de la primera novillada del serial "San Marcos 2018".

Carácter y entrega fueron los ingredientes que acompañaron la actuación del hidrocálido, que si bien es cierto, tiene aún mucho por perfeccionar su tauromaquia, también es cierto que tiene una gran proyección y ganas de sobresalir.

Su carta de presentación fue al intentar ejecutar la verónica con rodillas en tierra, mismas que fueron malogradas por las condiciones del novillo y no por las del torero. Con la muleta consiguió los mejores momentos al torear por el pitón derecho y lo hizo templando,  alargando el muletazo, aprovechando las embestidas que le ofrecía el negro bragado de Cerro Viejo.

La afición se mantuvo muy a la expectativa de la labor que realizaba el joven torero, quien en un afán por tratar de complacer realizó un desplante de rodillas frente al ejemplar, situación que no terminó por gustar a todos, lo que si gustó, fue cuando ejecutó la suerte suprema misma que tuvo efectos fulminantes y consiguió así la primera oreja de la tarde.

Ya con su segundo, un novillo que exigía hacer las cosas bien, Román dejó ver el verdor propio de un torero que ha toreado poco, sin embargo, la sed de triunfo nunca desvaneció, y fue la clave para conseguir la segunda oreja. Una faena donde aguantó las paradas del novillo, lo esperó y extrajo muletazos de buena calidad. Al entrar a matar se despojó de la muleta y se fue a por todas consiguiendo una estacada, misma que calentó el animo en los tendidos.  

Jorge Salvatierra sin lugar a dudas es un torero con buenas maneras, desafortunadamente no ha conseguido ese triunfo de autoridad que desde hace tiempo le vendría bien, con su primero de nombre “Buen Vecino”, logró hacerse poco a poco de él, así como de los aficionados que abarrotaron el coso, realizó un trasteo con el cual pudo mostrarse como torero.

Cuando todo parecía que la primera oreja llegaría, Salvatierra no estuvo fino con el acero y todo quedó en silencio. Con su segundo, un novillo que acusó debilidad y bravura, lo intentó sin conseguir mucho; por el contrario, un sector del público comenzó a reprochar y apagar las esperanzas del torero, que de nueva cuenta no fue certero con la espada al grado de escuchar un aviso.

Leonardo Ibarra logró sus mejores momentos con el segundo de la tarde, un castaño que destacó por su calidad y que naturalmente Ibarra aprovechó las condiciones que ofrecía, dio inicio su labor muleteril en los medios, pero el novillo no acudió al llamado, fue hasta que el novillero acortó la distancia y entonces ligó la primera serie de derechazos que marcarían el rumbo de la faena.

El trasteo continuó en ese tenor, una faena por ambos pitones que los asistentes pudieron disfrutar; sin embargo, la espada también jugó mal para Ibarra, y luego de un pinchazo y una estocada desprendida, fue invitado a saludar al tercio.