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La espera... ¡y el triunfo!

Domingo, 18 Feb 2018    Zacatecas, Zac    Juan Antonio de Labra | Foto: LM          
Joselito Adame cuajó a un gran toro de Santa Fe del Campo
"Valió la pena esperar", dijo algún aficionado juicioso a la salida de la plaza. Y así fue, porque esos dos toreros ausentes de Zacatecas, Pablo Hermoso de Mendoza y Joselito Adame, que no habían venido por diversas causas a esta plaza, hoy fue a verlos una gran cantidad de público, superando la mejor entrada que había habido durante las corridas de la feria de septiembre.

Y ese interés colectivo se tradujo en una tarde con matices de buen toreo y un triunfo legítimo de José, que cuajó con elegancia y temple a un magnífico toro de Santa Fe del Campo, la divisa zacatecana que sigue despertando el interés de los profesionales. Así que esta corrida extraordinaria tuvo su miga… y una grata recompensa a esa larga espera, tanto para el público como para los toreros y también para la propia empresa. Vamos, una inyección de entusiasmo, que en esto de la Fiesta siempre sienta de maravilla a todo mundo.

La apuesta de Adame fue clara: tres toros hondos, con cara y edad, además de kilos, del hierro de Juan Diego Gutiérrez Cortina. Y cabe decir que de los tres, salvo el último, que se paró demasiado pronto, el primero de su lote fue bueno y el segundo, extraordinario. Las hechuras no mienten.

Así que la actuación de Joselito fue de menos a más, con una primera faena concisa y sobria en la que trazó de acompasar el ritmo de un toro cornivuelto, de pitones blancos, muy en el tipo de San Mateo viejo, que tuvo transmisión y al que, a base de llevar en la línea, acabó sometiendo con autoridad en redondos largos en los que toreó despatarrado, ligando los pases en un palmo, tirando del toro al dejarle la muleta puesta en la cara. Una estocada desprendida le impidió cortar la primera oreja del festejo. No obstante, aquí quedó, patente, la entrega del hidrocálido.

Lo bueno vendría con el cuarto de la lidia, ese toro bajo, de expresión dulce en la cara, y una clase de lujo desde que saltó a la arena.  La larga cambiada que le dio Joselito a la vera de las tablas fue el comienzo de una obra a la que siguieron verónicas, un espectacular quite por zapopinas y, más tarde, una faena con desmayo en la zurda, cogiendo el palillo con las yemas de los dedos y de vuelos desmayados.

Esa fue la parte medular del trasteo, tanto por su colocación, por la altura a la que colocó la muleta para embelesar al toro, así como por la expresión de los trazos, lánguidos, largos y sentidos. Y la gente de Zacatecas, que quizá aún no había catado la madurez de José, se entregó a rabiar ante la algarabía de el público y del consumado grabador Poncho Monreal, a quien había brindado la muerte del toro.

A la hora de perfilarse para entrar a matar, Joselito citó a recibir, y aunque la estocada le resultó al encuentro, tuvo la verdad de dar el pecho y se mojó los dedos. El impactó que esta suerte causó en la gente favoreció a que se le concedieran dos orejas de ley, que paseó sonriente, feliz, en compañía de tres generaciones de Gutiérrez, que ahí van avanzando, pasito a paso, labrándose un exitoso camino como ganaderos.

Espoleado por el triunfo de Adame, aunque no era un mano a mano convencional por razones obvias, sino el encuentro de dos figuras, Pablo Hermoso sacó la casta en el quinto y trató de arrear, como lo había hecho también antes con toros de distintas divisas. Primero, el de San Isidro, que tuvo transmisión y duró poco; después, con el de Santoyo, que se movía con fuerza pero sin clase, un tanto distraído y, más tarde, con ese precioso ejemplar de Villa Carmela que terminó acusando la colocación de un rejón demasiado contrario.

Los momentos más brillantes de Pablo fueron con caballos como "Berlín" o el veterano "Ícaro" en el toro que abrió plaza; o con "Disparate", al torear por "hermosinas" en el tercero, y "Bacano" en el quinto, sobre cuyos lomos clavó un enjundioso para a dos manos para rematar la faena. Y se vio obligado el navarro de echar mano de recursos para solventar la papeleta, cuando hizo falta que un toro rompiera a embestirá par que pudiese romperse más.

De cualquier manera, aquí dejó otra vez, en la monumental de cantera rosa, su refinada doma y esa comunicación tan especial con sus caballos y el público. Y para la empresa, la reiteración de que cuando se hacen las cosas bien, y una promoción adecuada, la gente responde, como fue el caso de hoy con este cartel inédito en la historia taurina de México, y de ambos toreros en sus respectivas carreras en esta orilla del Atlántico.

Ficha
Zacatecas, Zac.- Plaza Monumental. Corrida extraordinaria. Tres cuartos de entrada en tarde soleada y fresca, con algunas ráfagas de viento. Tres toros de Santa Fe del Campo (2o., 4o. y 6o.) y tres para rejones de San Isidro (1o.), Santoyo (3o.) y Villa Carmela (5o.), de juego desigual, de los que destacó el 4o. por su gran clase el cual fue premiado con arrastre lento. Pesos: 470, 520, 560, 515, 523 y 550 kilos. El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza: Palmas, división y oreja. Joselito Adame (grana y oro): Palmas tras petición, dos orejas y palmas. Incidencias: al finalizar el paseíllo se interpretó el himno nacional. Se tributó un minuto de aplausos a la memoria del rejoneador Jorge Hernández Andrés, fallecido recientemente.


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