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Espectro Taurino: El adiós de un guerrero

Sábado, 25 Nov 2017    CDMX    Jorge Raúl Nacif | Foto: Archivo   
"...Padilla anunció su retiro para final de la temporada 2018..."

Juan José Padilla tomó la decisión de decir adiós a los ruedos y lo hará al terminar la temporada 2018, en una de las noticias más relevantes de la semana que hoy concluye y que ha corrido como reguero de pólvora a través de los diferentes medios de comunicación.

La decisión de retirarse no es nunca fácil. Seguramente fue muy meditada en lo más profundo de su espiritualidad y, desde nuestro punto de vista, es el momento oportuno para que todo un guerrero de los ruedos ponga el punto final a su carrea.

Padilla dirá adiós a una trayectoria como matador que inició el 18 de junio de 1994, recibió los trastos de manos de Pedro Castillo y bajo el testimonio del Niño de la Taurina, en Algeciras.  El toro de la ceremonia llevó por nombre "Saetero", de la ganadería de Benítez Cubero, al que le cortó una oreja.

Tras la tarde de su alternativa, Juan José ratificó el doctorado en Madrid en 1995, el 10 de septiembre, llevando como padrino al maestro Carlos Escolar "Frascuelo" y por testigo a Juan Carlos Vera, en la lidia de un encierro de Marqués de Albaserrada.

Ratificó en la Plaza México el 4 de noviembre de 2001, en un cartel de "matadores banderilleros", pues le confirmó Manolo Mejía y el testigo fue Uriel Moreno "El Zapata". Los toros pertenecieron a la ganadería de Rancho Seco y Padilla pudo tumbarle una oreja a su segundo.

Desde los albores de su vida taurina, Juan José demostró ese coraje y esa garra que siempre lo han caracterizado, además de un sólido valor que, aunado a su poderío, le llevó a verse anunciado con las corridas "duras" en la geografía europea, triunfando a "sangre y fuego" y abriendo caminos como parte importante en la confección de las ferias.

Y así como la espectacularidad ciclónica de su tauromaquia le granjeó triunfos, siempre fue un torero muy castigado por los toros. De entre tantos percances, sin duda el que cambió su vida fue el de Zaragoza, en 2011, a raíz del cual perdió el ojo izquierdo.

A veces la vida quita... pero al mismo tiempo da. Y a Padilla le ha dado no solamente la oportunidad de sumar fechas a lado de las figuras y ante encierros más propicios para lucir, sino también un cariño muy especial por parte de la afición internacional y el hecho mismo de convertirse en un ejemplo de vida para toreros y no toreros.

Y es que Juan José demostró pasión y un amor total por su vocación taurina, fuerza espiritual para superar las circunstancias adversas y un echar la "pata" pa´atrás. Así pues, en la actualidad y tras 23 años de alternativa, ocupa un lugar especial entre los matadores más importantes del planeta de los toros.

Con un cuerpo cosido a cornadas, llevó su fuerza de voluntad a lo más alto. Es momento de decir adiós y cosechar a lado de su familia todo lo sembrado en los ruedos. Un lugar tiene en la historia del toreo Juan José Padilla, y eso deberá hacerlo sentir pleno de orgullo.



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