Este 21 de noviembre se conmemoran 13 años de la despedida del maestro albaceteño Manuel Caballero en la Plaza México, tarde que saldó con el corte de tres orejas y un rabo, diciendo adiós a un público que lo tuvo como uno de sus toreros preferidos.

Aquel domingo del 21 de noviembre de 2004, tarde de Temporada Grande, Manolo compartió cartel con Finito de Córdoba y Alejandro Amaya, así como el rejoneador Octavio Sánchez, ante ejemplares que procedieron de la ganadería de Reyes Huerta.

Con el cariño de la gente desde que salió por la puerta de cuadrillas enfundado en un vestido azul rey y oro, Caballero le tumbó una oreja al primer ejemplar de su lote, pero lo mejor vino ante el de la despedida, un toro muy noble y con clase, pero que presentó escasa fuerza.

El maestro de Albacete lo lidió "por nota", con una gran suavidad y haciendo gala de temple y torería, en una faena para disfrutar. Tras el estoconazo, y en el marco de un adiós, el público exigió las orejas y el rabo, máximos trofeos que fueron concedidos y que paseó en medio de emotivas muestras cariño.

Tras la vuelta, la gente lo obligó a salir nuevamente al ruedo y dio un segundo recorrido al redondel capitalino para, a la postre, ser izado a hombros y abandonar por la puerta grande una de las plazas que fue seguramente más importante para su exitosa carrera taurina.

Antes de esta tarde, el 17 de septiembre del mismo año de 2004, Manuel Caballero se despidió de su tierra, Albacete. Y tras decir adiós en La México, tuvo su despedida definitiva en la plaza colombiana de Medellín, lo que sucedió el 12 de febrero de 2005, cuando compartió volandas con César Rincón.

La carrera de Caballero como matador en activo tuvo una duración de 13 años, pues tomó la alternativa el 20 de septiembre de 1991, en Nimes, Francia, de manos de Dámaso González y bajo el testimonio de Jesulín de Ubrique, con toros de Jandilla. Manolo tenía 20 años, pues nació el 29 de enero de 1971.

Confirmó en Las Ventas de Madrid el 19 de mayo de 1992. Fue su padrino José María Manzanares, mientras que por testigo fungió Roberto Domínguez, ante toros de Juan Andrés Garzón. Su confirmación en la Plaza México fue el 2 de noviembre de 1997, tarde en la que Rafael Ortega le cedió los trastos en presencia de Fernando Ochoa, con toros de Manolo Martínez.