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Una clase magistral de cadencia

Domingo, 19 Nov 2017    CDMX    Juan Antonio de Labra | Foto: Hidalgo           
El Juli realizó una faena de una enorme suavidad al tercer toro
En el toreo no hay nada fácil, y enfrentar un toro que siempre embiste diferente entraña un gran reto. Las figuras del toreo son seres dotados de una inteligencia especial. Son capaces de procesar mucha información en cuestión de segundos para resolver el enigma que tienen delante y minimizar el riesgo que late en cada embestida.

Y más allá de imponerse a la adversidad, lo admirable es observar la manera en que lo hacen y cómo consiguen expresar sentimientos a través de un "seguro azar del toreo", como diría Pepe Alameda.

Por si fuera poco, en ese proceso creativo, el público aprecia cada detalle, y si en este mano a mano entre Julián López "El Juli" y Joselito Adame se echó en falta un fuerte dosis de pasión, sí que hubo detalles que alegran el corazón del aficionado sensible.

Una de ellas fue la clase magistral de cadencia que ofreció el madrileño con el tercer toro de la tarde, un ejemplar como tantos otros, carente de bravura, deslucido, pero con un fondo de nobleza que permitió a Julián torear con un ritmo asombroso en el que deletreó muletazos de una tremenda armonía.

De ese tempo lento al que embestía el de Teófilo Gómez brotaron muletazos de trazo largo, en redondo, mientras el torero se regodeaba a cada palmo de una faena de esas que quizá no tienen el clamor de otras, cuanto el toro aporta su cuota de emoción, pero sí que tiene el gusto de lo bien hecho.

Y es que sacar provecho a "un toro de la ilusión" sólo lo consigue alguien que conoce a fondo su oficio; que utiliza la paciencia para embelesar y el temple para acariciar. Así brotaron, uno a uno esos muletazos de las muñecas rotas de Julián, en medio del asombro de un público que acabó rindiéndose a ese poderío que hoy encontró su cauce en la cadencia y el compás. Por algo es un maestro del toreo.

Ya había anticipado lo que vendría con esa primera faena de trazo terso, en la que la colocación, el tiempo y la pausa, fueron la clave para terminar de convencer al toro que abrió plaza a entregarse en unos naturales suaves y artísticos en los que homenajeó la memoria de Miguel Espinosa "Armillita", al que habría brindado al cielo.

Estas dos faenas dejaron el ambiente preñado de ese regusto por ver torear bien, y sin al salinero que se lidió en quinto lugar no pudo hacerle casi nada porque se convirtió en un marmolillo, ahí había quedado ya esa cátedra de cadencia que resume, perfectamente, la evolución expresiva de su tauromaquia.

Al lado de ese dechado de suavidad y ritmo, la faena que hizo Joselito Adame al primer toro de su lote tuvo reciedumbre y sabor mexicano, por la largueza de los trazos y la profundidad de su toreo. El hidrocálido "apretó" al de Teófilo Gómez mediada la faena, y fue así como sacó partido a un ejemplar que se había empleado en el caballo con la cara abajo y más tarde desarrolló una embestida emotiva por el pitón derecho.

Los pases se sucedieron una a otros en un par de series de magnífico acabado, en medio de la algarabía de un público que no acabó de romper en una tarde de intermitentes y frías ráfagas de viento.

Poco a poco, el hidrocálido fue metiendo a ese toro en la muleta y al público en el bolsillo, dejando entrever el momento de madurez por el que atraviesa, y ese saber andar por el ruedo sin complejos, tal y como lo hizo cuando cogió los palos y cubrió el tercio de banderillas en el sexto, un guiño muy torero en el que demostró mucha confianza en sí mismo.

Fue una lástima que las espadas de ambos toreros no tuvieran la eficacia deseada, y salvo la de Julián al toro que abrió plaza, y que le valió el corte de una oreja, el desempeño con los aceros no fue lo que se esperaba.

Como tampoco lo fue le juego de los toros de Teófilo Gómez, que esta tarde no echó ningún ejemplar tan bueno como aquellos con los que confirmaron sus respectivas alternativas Gerardo Rivera y Luis David Adame, o ese otro al que Morante le formó un lío.

Por lo menos, quienes supieron apreciar el despliegue de entrega de los toreros de este primer cartel de la Temporada Grande, y los pasajes que prodigaron en distintos momentos, saldrían satisfechos de la plaza, a la espera de que este campaña que apenas comienza ofrezca nuevas oportunidades de admirar el toreo bien hecho.

Ficha
Ciudad de México.- Plaza México. Primera corrida de la Temporada Grande. Dos tercios de entrada (unas 30 mil personas) en tarde fresca, con algunas ráfagas de viento. Toros de Teófilo Gómez desiguales en presentación y juego, nobles y deslucidos en su conjunto, salvo el 2o. que fue el más emotivo. Pesos: 506, 524, 534, 505, 522 y 535 kilos. Julián López "El Juli" (azul marino y azabache): Oreja, vuelta y silencio. Joselito Adame (grana y oro): Silencio, palmas y silencio. Incidencias: Al finalizar el paseíllo se tributó un emotivo minuto de silencio a la memoria de Miguel Espinosa "Armillita", fallecido en días pasados. Destacó en la brega Juan Ramón Saldaña, que lidió por nota al 4o. 


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