La alternativa de Juan Belmonte tuvo verificativo hace 104 años, el 16 de octubre de 1913, justamente un día después de su despedida como novillero, misma que fue celebrada en Sevilla. Recibió el doctorado en Madrid, de manos de Machaquito y, como testigo, Rafael El Gallo.

Vestido de salmón y oro, Belmonte recibió los trastos delante de un toro llamado "Larguito", de Eduardo Olea, sobrero sustituto.

No hubo triunfo para el toricantano aquella tarde que fue complicada, con la devolución de varios de los toros (de primera se cambió el encierro original, que era de Guadalest, por los de Bañuelos) y el descontento del público también por los elevados precios.

Algunos días después debutó Belmonte en México, pues el 9 de noviembre de ese año se presentó en El Toreo de La Condesa, en mano a mano con Vicente Pastor y toros de San Diego de los Padres. El 7 de diciembre comparte cartel, en este mismo escenario y por primera vez, con el gran Rodolfo Gaona.

Belmonte nació en Sevilla el 14 de abril de 1892 y su primera comparecencia de luces tuvo lugar en Portugal, concretamente en Elvas, el 10 de mayo de 1909. Mató su primer novillo en El Arahal, Sevilla, la tarde del 24 de julio de 1910, y su debut con caballos fue en Sevilla, el 21 de julio de 1912.

La revolución de Juan Belmonte (complementaria a la de su gran rival en los ruedos, Joselito El Gallo) aportó al toreo una base estética basada en la colocación y, por ende, una expresión tan profunda como de mayor temple; de alguna manera, dotando de una nueva entidad a esa lucha entre toro y torero.

Intensas fueron las temporadas de rivalidad con Joselito (rival en el ruedo y amigo fuera de él), hasta la muerte de éste en el año de 1920, en Talavera de la Reina. Belmonte anuncia su retiro de los ruedos en 1922, en Lima, Perú, y vuelve a la carga un par de años después, para continuar con su carrera.

En 1934, el 21 de octubre, fue el primer espada de la corrida de la inauguración oficial de Las Ventas de Madrid, a lado de Joaquín Rodríguez "Cagancho" y Marcial Lalanda, ante toros de Carmen Federico. Su última tarde en Madrid fue el 22 de septiembre de 1935, festejo en el que cortó un rabo.

Amigo de los intelectuales de la época, últimas corridas fueron antes de la Guerra Civil y, posteriormente, tuvo algunas actuaciones como rejoneador ya en los años cuarenta, sobre todo en festivales. En el retiro, se dedicó a las labores camperas hasta el día de su muerte.

El 8 de abril de 1962, Juan Belmonte decidió quitarse la vida y se suicidó en su finca de Utrera, Sevilla, momento en el que dejó de existir uno de los más grandes revolucionarios del toreo.

Aquel día, y muy cerca de cumplir 70 años, Belmonte se pegó un tiro. Muchas hipótesis han surgido en torno a este hecho; sin embargo, la verdad absoluta solamente la tuvo el maestro al decidir quitarse la vida y poner fin a una existencia que, ante todo, dejó una profunda huella.