El buen juego en general del encierro de Caparica fue la nota más sobresaliente de la novena novillada de la campaña en la Plaza México, donde los alternantes se quedaron por debajo de la calidad de los ejemplares criados por Roberto Viezcas y los hermanos Manuel y Julio Muñozcano.
Los mejores muletazos de la tarde los cuajó el hispano Antonio Catalán "Toñete" ante el segundo que lidió, tras ser designado para enfrentar al quinto. Hubo trazos por ambos pitones con sabor y gusto, aunque sin redondear, acusando quizá la falta de contacto con el ganado mexicano para que la faena terminara por ser de altos vuelos.
El ejemplar tuvo clase y un buen son, como varios de sus hermanos, pero a la postre su lidia terminó con pitos para el novillero al ponerse sumamente fallón con la espada y escuchar un par de avisos desde el biombo de la autoridad.
Su primero fue en realidad el único que resultó complicado, pues pronto desarrolló sentido y tenía guasa, llegando incluso a prenderlo. Toñete tiró de valor, lo cual gustó a la afición.
Bien empezó su trasteo Luis Manuel Castellanos ante un burel que rompió en el tercio mortal y que desde nuestra óptica debió merecer un arrastre lento. Y es que fue fijo en la muleta del capitalino, rebozándose en sus acometidas y siempre obediente a los toques.
Castellanos regaló dos tandas en las que manifestó su toreó largo y a la mexicana, pero terminó por denotar lógico verdor y el público comenzó a tomar partido por el de Caparica al no mantener el nivel del trasteo. Al entrar a matar sufrió una cornada en la cara interna del muslo derecho, de la que fue atendido inmediatamente.
Al español Marcos le cuesta conectar con el público, pese a su tauromaquia elegante. Solamente destellos delante de un novillo más que manejable, pero éstos le permitieron lidiar a un segundo ejemplar, el sexto de la función.
Éste, castaño de pinta, buscaba el refugio de las tablas y no fue precisamente bravo, pero tenía una buena dosis de toreabilidad al consentírsele en sus terrenos y dejarle puesta la muleta. Bajo estos procedimientos logró Marcos destacados buenos instantes, aunque sin llegar a romper su faena.
Patricio Ochoa abrió plaza delante de un novillo que presentó positiva condición y al que no terminó por entender, salvo en una tanda por derecha que le fue coreada. El moreliano, al que le faltó mayor fibra pero solventó bien con el acero, anduvo con dudas y la afición reconoció la nobleza del ejemplar.
Palmas para el trabajo que se lleva a cabo en la ganadería de Caparica, pues el resultado de hoy no es un hecho aislado. Interesante sería verle una corrida a este hierro en la Temporada Grande.