Ha sido ante el bonito jabonero lidiado en cuarto lugar cuando el caballero acortó las distancias dando mayor emotividad; aunque luego tras colocarle un rejón de castigo, le tapaba la cara con la bandera restándole visión.
Las banderillas han quedado dispersas lo que poco advirtió el público, en cambió le festejaron el adorno con uno es sus caballos caminando parado de manos. El rejón de muerte trasero hizo efecto y vino la demanda de premios, concediendo el juez dos orejas y arrastre lento para el toro, a nuestro juicio excesivos en ambos casos.
Al que abrió plaza lo llevó bien en las primeras embestidas clavándole dos rejones de castigo que hicieron mella en las facultades del toro, de buena colocación fueron las banderillas largas y cortas, mostrando siempre la buena doma de sus equinos. Ya con el toro casi inmóvil pinchó dos ocasiones antes de dejar medio rejón de muerte, tardó en hacer efecto retirándose en silencio.
Le apretó mucho a Rafael Ortega su primero en la zona de tablas, haciéndolo ver mal con la capa. Hubo un multipuyazo por parte de Fermín Salinas y los de la cuadrilla sudaron para banderillear dando un triste espectáculo.
El matador no logró confiarse pues además vinieron algunas ráfagas de viento; aún así intentó por el lado izquierdo donde el toro metía mejor la cabeza pero consiguió poco encima de ello pinchó antes de la media estocada definitiva, sonó un aviso y después vendría la división de opiniones.
A pies juntos cerca de tablas recibió al quinto que de inmediato se fue sobre el picador frente a toriles y lo prendió atrás. Le pidieron a Rafael cubrir el segundo tercio lo que hizo con un par al cuarteo y dos violines regulares. Luego de brindar a su señora madre, parecía que veríamos un trasteo mejor; pero el toro no se entregó, y el torero, sin confiarse, terminó su labor de un bajonazo. Por iniciativa propia salió a saludar.
Esforzado estuvo Arturo Macías en los lances de recibo y pidió el cambio tras un puyazo; también su cuadrilla se vio mal tratando de cubrir el segundo tercio. Se dobló el hidrocálido para lograr algunas series aceptables por pitón derecho, ya que por el otro no fructificó; sin embargo, se adornó con manoletinas ajustadas que le agradeció la gente. Más tarde colocó una estocada contraria agregando un descabello al sonar el aviso. Y lo llamaron a saludar.
Sin prodigarse con el capote ante el sexto, después del puyazo el toro se le venció al intentar un quite no obstante Arturo con celo ejecutó saltilleras jugándosela. Cuando toreaba con la derecha el viento volvió a soplar, intentó por naturales con resultados parecidos, mal con los aceros hasta escuchar dos avisos.